El equipo se formalizó el 30 de marzo en la localidad de Deir al Bala y la Asociación para Discapacitados del municipio donó para salir adelante la ropa deportiva, los zapatos y, por supuesto, las muletas, aunque todavía necesitan conseguir unas profesionales y equipamiento adaptado.
Por Saud Abu Ramadán
Cuando Fouad Abu Ghalyoun, del comité paralímpico palestino, atendió el año pasado un Inglaterra y Turquía disputado por jugadores amputados, lo tuvo claro y comenzó a idear la creación del primer equipo en el enclave costero que aspira a unirse a competiciones mundiales.
“Después de ver el partido, lo pensé seriamente, tenemos muchos amputados en la Franja de Gaza que perdieron sus piernas durante las guerras y conflictos con Israel”, contó a Efe Abu Ghalyoon.
El equipo se formalizó el 30 de marzo en la localidad de Deir al Bala y la Asociación para Discapacitados del municipio donó para salir adelante la ropa deportiva, los zapatos y, por supuesto, las muletas, aunque todavía necesitan conseguir unas profesionales y equipamiento adaptado.
Los 13 dorsales palestinos de entre 13 y 42 años se apoyan en dos muletas para correr en el campo de fútbol del municipio, ya que todos carecen de alguna de sus extremidades tras haber quedado lesionados en alguna de las tres operaciones militares israelíes que desde 2008 ha vivido el enclave costero.
“El sueño se hizo realidad cuando los miembros de mi equipo comenzaron su primer entrenamiento el 30 de marzo (Día de la Tierra y comienzo de las movilizaciones de la Gran Marcha del Retorno) después de contactar a los jugadores que se mostraron muy entusiasmados”, explicó el entrenador Jaled al Mabhouh.
El entrenamiento es algo diferente porque “con una pierna no es tan fácil y necesita un tipo especial de ejercicios”, explica Mabhouh: “Pero creo que los jugadores tienen una alta determinación por seguir jugando. Al principio fueron tímidos, luego logré sacarlos”.
Todos los jugadores son del centro de la Franja de Gaza, donde fuentes oficiales calculan que 2 mil 500 personas tienen una o dos piernas amputadas, la mayoría por lesiones en hostilidades con Israel durante los últimos 20 años.
El Ministerio de Sanidad de Gaza añadió además que desde el comienzo de las protestas junto a la frontera con Israel del pasado 30 de marzo, que coinciden con la creación del equipo, 60 palestinos han perdido una o las dos extremidades inferiores después de haber quedado heridos por fuego israelí.
Al Mabhouh tiene ahora la ambición de formar tres equipos más de fútbol de amputados en diferentes áreas de Gaza: uno en Rafah, otro en la ciudad de Gaza y otro en el norte, que se sumarían al actual de Deir al Bala, adelanta.
“Contactamos con muchas instituciones y asociaciones para que nos apoyen y ayuden. Todavía estamos utilizando equipamientos no profesional para entrenar y muletas que no se adaptan del todo al movimiento de los amputados”, comentó sobre los retos.
Desafío, constancia, voluntad y amor a la vida, asegura el adolescente de 14 años, Ibrahim Jatab, que le ha llevado con determinación a unirse al equipo.
“Ahora estoy jugando al fútbol, del que me privaron después de que me amputaran el pie en 2014 cuando fui herido por un cohete disparado desde un avión de reconocimiento israelí. Mi padre me animó a unirme”, asegura Jatab.
A Hassan Abu Ikrayem, que perdió un miembro en 2007, se le ha asignado la tarea de proteger el lateral izquierdo del equipo.
“Después de la lesión que me provocó la amputación dejé de jugar al fútbol por completo. Afectó a mi estado de ánimo porque antes de lesionarme jugaba constantemente. Con este equipo es la primera vez que vuelvo a practicar mi deporte favorito en años “, dijo Ikrayem.
El equipo de fútbol de amputados lleva a cabo un entrenamiento a la semana de media hora, luego se divide en dos equipos y juegan dos tiempos, cada partido de una duración de diez minutos.
Wahid Rabah intenta alcanzar la pelota apoyado en sus muletas sobre la hierba verde del Club Deir Al Balah en el centro Gaza, para marca al equipo “Campeones” de amputados con el que se enfrenta.
Para Rabah, unirse al equipo cambió su estado mental y le dio la vitalidad que necesitaba después de perder la pierna derecha durante una incursión del ejército israelí en el campo de refugiados de Maghazi en el centro de la Franja de Gaza en 2006.
“Cuando me ofrecieron participar en el equipo, me sentí muy animado”, valora Rabah, padre de dos niños, ” por ser una idea nueva y creativa de una manera de practicar deporte que no conocemos” asegura desde un lugar donde con un alto número de mutilados, que aumenta.