KARL MARX, EL HISTORIADOR (III).

Las poderosas naciones de Europa del siglo XIX vivían un periodo de expansión territorial, constantemente se encontraban en guerras internas y externas por ampliar su poder y dominio, uno de los casos más renombrados sucedió en el año 1870 con la guerra Franco-Prusiana. En Francia desde el año 1852 Napoleón III encabezaba el Segundo Imperio, una de sus políticas fue intentar extender sus dominios en diversas regiones del mundo, como dato histórico recordemos que Napoleón fue el que financió al inicio la intervención francesa en México dirigida por Maximiliano de Habsburgo, a pesar de sus diversas derrotas Napoleón seguía con su política expansionista.
En Europa y concretamente contra los intereses prusianos, Napoleón III se adhirió las provincias de Alsacia y Loreto, pertenecientes hasta entonces al Imperio prusiano, este hecho originó la guerra entre los dos Imperios concluyendo con la caída como prisionero del Emperador Francés. La sociedad civil en Francia estaba totalmente contra el Gobierno napoleónico, la clase burguesa quería un cambio de régimen siempre y cuando sus intereses económicos no se vieran afectados, y, además, querían mantener su posición privilegiada de obtener los principales cargos públicos.
En pleno contexto de guerra contra Prusia, estando la ciudad de Paris, Francia, sitiada por el ejército alemán, estallará al interior de la nación gala una guerra por imponer la nueva forma de Gobierno, la pequeña burguesía y la clase media-alta poseedores de los medios de producción, apostaban por regresar al Gobierno republicano, y es en este momento histórico cuando surgirá un movimiento único e inigualable conocido universalmente como la: “Comuna de París.”
La Comuna de Paris surgió el 18 de marzo de 1871, fue un movimiento que nació de las entrañas del pueblo, si la clase burguesa buscaban cambiar para permanecer, la Comuna de Paris representaba un cambio profundo, sus reformas políticas y sociales son recordadas por Marx como el primer gran movimiento donde la clase trabajadora pretendió tomar el poder para imponer la dictadura del proletariado que los condujera al comunismo y posteriormente al socialismo científico.
Por lo antes señalado, en la Francia de 1871 tenemos una doble guerra, la externa contra Prusia y la interna entre la clase burguesa-gobernante contra el pueblo trabajador y explotado. La burguesía está representada por Louis Adolphe Thiers, este personaje que fue el encargado de negociar la supuesta paz contra Prusia, y que concluida la guerra se convirtió en el Presidente de la Tercera República Francesa, es descrito por Marx con las siguientes palabras:
“Maestro en pequeñas granujadas gubernamentales, virtuoso del perjurio y de la traición, ducho en todas esas mezquinas estratagemas, maniobras arteras y bajas perfidias de la guerra parlamentaria de partidos, siempre sin escrúpulos para atizar a una revolución cuando no está en el poder y hasta ahogarla en sangre cuando empuña el timón del gobierno; lleno de prejuicios de clases en lugar de ideas y de vanidad en lugar de corazón; con una vida privada tan infame como odiosa en su vida pública, incluso hoy, en que representa el papel de un Sila francés, no puede por menos de subrayar lo abominable de sus actos con lo ridículo de su jactancia.”
La Comuna de Paris presentó sus reformas innovadoras, no tenía una sola cabeza que dirigiera el movimiento, eran delegados que fueron designados por el voto popular, sus reformas no eran de forma, sino de fondo, Marx sobre este punto escribió:
“La Comuna estaba formada por los consejeros municipales elegidos por el sufragio universal en los diversos distritos de la ciudad. Eran responsables y revocables en todo momento. La mayoría de sus miembros eran, naturalmente obreros o representantes reconocidos de la clase obrera. La Comuna no había de ser un organismo parlamentario, sino una corporación de trabajo, ejecutiva y legislativa al mismo tiempo. En vez de continuar siendo un instrumento del Gobierno central, la policía fue despojada inmediatamente de sus atributos políticos y convertida en instrumento de la Comuna., responsable ante ella y revocable en todo el momento. Lo mismo se hizo con los funcionarios de las demás ramas de la administración. Desde los miembros de la Comuna para abajo, todos los que desempeñaban cargos públicos debían desempeñarlos con salarios de obreros. Los intereses creados y gastos de representación de los altos dignatarios del Estado desaparecieron con los altos dignatarios mismos. Los cargos públicos dejaron de ser propiedad privada de los testaferros del Gobierno central. En manos de la Comuna se pusieron no solamente la administración municipal, sino toda la iniciativa llevada hasta entonces por el Estado. La Comuna tomó medidas inmediatamente para destruir la fuerza espiritual de represión, el poder de los curas, decretando la separación de la iglesia del Estado y la expropiación de todas las iglesias como corporaciones poseedoras. Todas las instituciones de enseñanza fueron abiertas gratuitamente al pueblo y al mismo tiempo emancipadas de toda intromisión de la Iglesia y del Estado. Así, no sólo se ponía la enseñanza al alcance de todos, sino que la propia ciencia se redimía de las trabas a que la tenían sujeta los prejuicios de clase y el poder del Gobierno.”
El Gobierno dirigidodo por la histórica Comuna de Paris fue cruelmente eliminado, Thiers capituló muchas concesiones en favor del Gobierno prusiano con la condición que lo ayudaran a eliminar este movimiento comunista, asesinaron a niños, mujeres, jóvenes, y al final, Prusia recuperó sus provincias más diversos pagos por motivos de la guerra, y Adolphe Thiers junto a los intereses de la clase burguesa instauraron la Tercera República Francesa presidida por el mismo Thiers y sus allegados.

Pese a su derrota la Comuna de Paris representa la lucha del pueblo por la libertad, la dignidad, la igualdad, y una verdadera fraternidad. El histórico movimiento en sí mismo provoca admiración, pero no perdamos de vista que la transformación que pretendió la Comuna de Paris, no fue dirigida por un hombre todo poderoso, por un salvador, un redentor, los comunistas sabían que si le daban todo el poder del movimiento a un sólo hombre, por bueno que fuera, éste terminaría gobernando autoritariamente, despóticamente, arbitrariamente, dictatorialmente.
Los miembros de la Comuna prefirieron crear leyes, instituciones, limitar y equilibrar el poder, las decisiones no se llevarían a cabo por la creencia u opinión de un sólo hombre, sino de una colectividad, por encima de cualquier interés estaba el interés de los principios de Gobierno de la Comuna, esa es la gran enseñanza de este movimiento revolucionario, histórico, único, y hasta hoy en día irrepetible, las enseñanzas están ahí, sólo hay que acudir a ellas…

Correo electrónico: miguel_naranjo@nullhotmail.com