El parlamento de Israel aprobó el jueves una polémica ley que define el país como el estado nacional del pueblo judío y que, según advierten los críticos, ignora a las minorías.
El gobierno dijo que lo único que hace el texto, aprobado de madrugada, es dar fuerza de ley al carácter que ya tiene Israel. El primer ministro, Benjamin Netanyahu, calificó la votación de “momento histórico en la historia del sionismo y en la historia del estado de Israel”.
“Israel es el estado nacional del pueblo judío, que honra los derechos individuales de todos sus ciudadanos”, añadió el mandatario. “Repito, este es nuestro estado. El estado judío”.
“Últimamente hay gente que está intentando desestabilizar esto y, por lo tanto, desestabilizar los cimientos de nuestra existencia y nuestros derechos”, agregó. “Por lo tanto hoy lo hemos convertido en ley. Este es nuestro país. Este es nuestro idioma. Este es nuestro himno y esta es nuestra bandera. Viva el Estado de Israel”.
La declaración de independencia de Israel de 1948 definió su naturaleza como un estado judío y democrático, un delicado equilibro que la nación ha intentado mantener durante 70 años.
nto de la población) y degrada el idioma árabe de oficial a tener una posición “especial”.
La propuesta se aprobó por 62 votos a favor y 55 en contra, con dos abstenciones entre los legisladores del Knéset. La legislación, definida como una “ley básica”, tiene un estatus casi constitucional y probablemente será recurrida ante la Corte Suprema.
Los diputados se turnaron para hacer una encendida defensa de sus posiciones a favor y en contra de la propuesta en un largo y alborotado debate parlamentario que se prolongó durante la noche.
Ayman Odeh, líder de la lista conjunta árabe, sacó una bandera negra y la ondeó durante su discurso en la cámara para advertir sobre las implicaciones de la norma.
“Esta es una ley malvada”, dijo el legislador agregando que “una bandera negra se cierne sobre ella”.
“Hoy tendré que decirles a mis hijos y a todos los niños de las localidades árabes palestinas (…) que el estado ha declarado que no nos quiere aquí”, señaló Odeh más tarde en un comunicado. “Se aprobó una ley de supremacía judía que nos dice que siempre seremos ciudadanos de segunda clase”.
Benny Begin, hijo del ex primer ministro israelí Menajem Begin, quien fundó el partido gobernante Likud, se abstuvo en la votación y advirtió sobre la creciente desconexión del partido de Netanyahu con los derechos humanos.
“Esta no es una decisión que esperase de la conducción del Likud”, apuntó.
Eugene Kontorovich, director de derecho internacional del Kohelet Policy Forum, un centro de estudios conservador de Jerusalén, defendió la norma alegando que “es similar a las disposiciones de muchas constituciones democráticas occidentales, que establecen un idioma oficial y un carácter nacional que refleja la mayoría de la población”.
Organizaciones judío-estadounidenses como The American Jewish Committee y J Street expresaron también su desaprobación hacia el texto.
Los legisladores retiraron el domingo la cláusula más controversial del proyecto de ley, que había permitido el establecimiento de “comunidades separadas”, un punto que los críticos calificaron de racista.
Israelíes, entre ellos el presidente Reuven Rivlin y el procurador, mostraron su oposición al borrador de la norma. Los contrarios a una ley que consideran discriminatoria salieron a las calles de Tel Aviv el pasado sábado para protestar.