Taxistas chilenos realizaron este lunes una masiva manifestación por el centro de Santiago en rechazo la denominada “Ley Uber” mediante la cual el gobierno pretende legalizar el servicio de las aplicaciones de transporte de pasajeros.
La céntrica Alameda, principal arteria de Santiago, fue copada por miles de taxis que circularon haciendo sonar sus bocinas y portando banderas de Chile, junto a leyendas pintadas en los vidrios de sus vehículos para expresar su rechazo a una ley que anunció el gobierno del presidente Sebastián Piñera hace 10 días.
La nueva norma -que debe ser debatida aún en el Congreso- prevé exigir a los conductores de Uber una licencia profesional y seguros de accidente. Quedan excluidos quienes tienen antecedentes penales, como tráfico de drogas, maltrato y delitos sexuales, pero no establece un límite al ingreso de conductores, como exigía el gremio de los taxistas.
La normativa establece además que las plataformas deberán estar inscritas como empresas de transporte remunerado de pasajeros y pagar impuestos en Chile.
«No nos gusta este proyecto, fue muy a la ligera, muy improvisado (…) nosotros ni siquiera tuvimos la posibilidad hacer un análisis en conjunto de ese proyecto», dijo Luis Reyes, presidente de la Confederación Nacional de Taxis de Chile.
Los taxistas chilenos han mantenido una férrea disputa con Uber y otras aplicaciones de transporte de pasajeros desde su aparición en el país en 2014. Las acusan de competencia desleal por operar de forma ilegal con precios más bajos, lo que les ocasionó pérdidas de hasta un 50% en sus ingresos.
También afirman que la legalización de Uber ampliará el parque automotor del transporte público a más de 150 mil vehículos, creando una competencia insostenible, más aún cuando la norma actual mantiene congelado el número de taxis desde 1998.
«Si es necesario, vamos a pedir la inadmisibilidad de ese proyecto en el Parlamento», agregó Reyes, quien confirmó que acudirán al Congreso para evitar la aprobación de la norma.
En los dos últimos años, Uber alcanzó los 50 mil conductores inscritos en Chile, superando a los cerca de 47 mil taxistas que trabajan en Santiago, la capital del país, de casi siete millones de habitantes.