“Ratero”, le gritaron a todo pulmón desde la calle, en la colonia Cuatro Caminos, mientras surtía de panes, bollos y tortillas de harina a un cliente en una tienda de abarrotes. Durante la misma jornada, otros dos compradores le echaron ‘broma’ sobre si les estaba robando y hasta algunos tenderos lo videograbaron mientras acomodaba el producto en el exhibidor.
Así ha sido mediodía de trabajo para Jorge Palacios, vendedor de productos de la empresa Bimbo, quien señala que hasta en Agua Dulce se puede percibir el impacto que ha tenido el hecho de que se hicieran virales varios vídeos de trabajadores de esa empresa robando a sus clientes, entregándoles menos productos que se escondían entre la ropa.
Todo ocurrió en pocos días, apenas en esta semana por el robo “hormiga” del trabajador de Bimbo al señor Raúl Jiménez, de 76 años de edad, que atiende una tienda de abarrotes que irónicamente se llama “La Hormiguita”, en Iztapalapa, Ciudad de México. El trabajador fue grabado a escondidas para demostrar el robo que, se estima, era de 90 a 100 pesos en cada visita y fue denunciado. Eso pasó hace un mes, pero de alguna forma el vídeo apenas tomó relevancia en redes sociales.
Después del famoso vídeo, se han expuesto otras grabaciones de trabajadores de distintas empresas que roban producto al esconderlos entre sus ropas, pero la mayor parte del escarnio público se ha dirigido a los empleados de Bimbo.
Jorge tiene cuatro años de trabajar en la ruta de Agua Dulce y asegura estar agradecido con su empresa y estar orgulloso de la misma, aunque en estos días recientes el ambiente de trabajo se ha enrarecido: “Se siente raro que te miren, se te quedan viendo. Los clientes están ‘a las vivas’, algunos me han grabado, bromean, las personas me gritan en la calle, pero no todos somos iguales: por uno pagan todos”.
Incluso, en Agua Dulce, en donde lo que más se vende es el pan Bimbo y las tortillas de harina, pero también salen rápido los roles y los panqués, las ventas han bajado ligeramente, pues los tenderos se sienten con desconfianza, aunado a la difícil situación económica que de por sí impera en la ciudad. En cambio, Jorge resalta una de las cualidades de la empresa que es la rotación de productos, es decir, que los que están cerca de caducar se retiran del anaquel y se reemplazan gratuitamente, una estrategia de ventas que impulsó y caracteriza a Bimbo para beneficio de sus clientes. “Así no hay pérdidas”, asegura el vendedor.
No obstante, ante la situación que se hizo viral, Jorge ha preferido tener más cautela y contar dos o tres veces frente al cliente para evitar algún malentendido. También explicó que un robo así es difícil porque en el ticket de compra aparece la cantidad de cada uno de los productos y la suma total, por lo que en una revisión es obvio si falta algo.
Jorge asegura que no se arriesgaría a perder su trabajo por tres panes y que a él le ha tocado ser víctima, pues a veces los clientes le hacen “trampa” en las devoluciones, que marca en su ticket, pero no recoge, así que ha tenido que pagar el pan que le falta. Ahora sólo queda esperar que pasen los días y todo vuelva a la normalidad u otro escándalo en redes haga que quede atrás a imagen del vendedor ladrón con la que ha arrastrado a todos los demás repartidores.