La depresión tropical 19-E ha dejado a otros damnificados que pocos ven.
Mientras cientos de autos circulan apresurados por el puente que prolonga la avenida Juan Pablo Segundo, en Mazatlán, metros abajo más de 100 migrantesintentan sobrevivir entre las vías, en tanto se reanuda el paso del tren, a bordo del cual intentaban llegar a los Estados Unidos.
Hace una semana su viaje se vio interrumpido en medio del desastre que dejó a cientos de afectados en centro y norte del estado. Al no saber cuándo volverá a la normalidad el tránsito del ferrocaril, las necesidades se acumulan en los patios de Ferromex, así como en la parroquia San Francisco de Asís de la colonia Salvador Allende, uno de los pocos puntos donde encuentran ayuda a su paso por Sinaloa.
En este tiempo, se han recibido algunas despensas del Gobierno municipal, alrededor de 30 consultas médicas y vacunas contra el tétano del Sector Salud.
No ha faltado una buena dosis de solidaridad de la sociedad civil, que a través de los medios y redes sociales se han enterado de las dificultades que atraviesan los migrantes, procedentes en su gran mayoría de Honduras, pero también de Nicaragua, Guatemala y El Salvador.
No obstante, comentó Fray Iván Cortés Osorio, se necesita la ayuda, y entre lo más urgente están los víveres de todo tipo, ropa para hombre de tallas 28 a la 36, mochilas y artículos para higiene personal.
Activista del Comedor Franciscano para el Inmigrante, Lorenzo Salomón Cárdenas, comentó que ha sido complicada la atención de los viajeros, pues ante el paro del tren muchos continúan varados en Mazatlán y se han agotado los víveres, situación apremiante, pues entre los grupos también vienen familias con niños y niñas.
Hasta ahora, dijo, la respuesta ha llegado principalmente de la sociedad civil y de manera parcial de las autoridades locales, pero ningún representante de las comisiones de Derechos Humanos se ha presentado a revisar la situación de los migrantes en tránsito.
“Es necesaria la presencia de las comisiones de Derechos Humanos en estos momentos; en estos días hemos atendido más de 200 personas y los recursos se han agotado; hay unos que ya tienen una semana, pero el viernes se nos empezaron a acumular aquí en el comedor y en las vías hay muchas familias más”, advirtió.
Tenemos noticias, apuntó Salomón Cárdenas, de que hay otros por llegar de Nayarit y de Guadalajara.
Los voluntarios del comedor han registrado la llegada de migrantes con síntomas de deshidratación y de haber sido agredidos.
De hecho, reportan que el lunes un grupo de migrantes fue asaltado en la entrada de Mazatlán, por lo que solicitaron apoyo de la Policía Municipal, que ha dado rondines de vigilancia desde entonces.
En el Comedor, voluntarias de la orden franciscana preparan alimentos para los migrantes y les reparten ropa de los donativos que han llegado a la parroquia, en donde se ha ampliado el área de atención, pero aún no se cuenta con un albergue.
La historia que más se repite es el deseo de reunirse con familiares en Estados Unidos. Es el caso del hondureño Álex Edenis Espinal, quien arribó el miércoles, pero se alista para permanecer unos días más.
“Apenas llegué hoy, y mi deseo es llegar a Louisiana a reunirme con mis hermanos, porque a Honduras ya no puedo regresar”, lamentó.
Moisés N, quien viene del municipio de Wiwilí de Jinotega, Nicaragua, tuvo que salir huyendo ante la violencia política que azota a su país, en donde las protestas contra el régimen de Daniel Ortega son silenciadas hasta con la muerte.
“Los opositores políticos no pueden ni salir de sus casas, porque inmediatamente son secuestrados y llevados a un cárcel de la que nadie sale, se convierten automáticamente en desaparecidos, yo voy a Estados Unidos a ver si puedo trabajar allá un tiempo en lo que se regularizan las cosas en mi país”, indicó.
A los obstáculos que normalmente enfrentan en su camino, se añade la parálisis de la “bestia”.
Hasta ayer por la tarde, se esperaba un primer viaje de prueba hacia el norte.
El tránsito sólo llegaba hasta Culiacán, a donde muchos no se arriesgan a ir al no saber si contarán con asistencia. Hubo quiénes pensaron en avanzar caminando, pero ante las altas temperaturas temen no llegar muy lejos. Les toca esperar en medio de la zozobra.
¿QUÉ SE NECESITA?
Artículos de limpieza:
Cepillos y pasta de dientes
Ropa para hombre de las tallas 28 a la 36, de preferencia
Alimentos de todo tipo
Mochilas
Cobijas
PARA AYUDAR:
Domicilio:
Calle Alfonso G. Calderón #309
Colonia Salvador Allende
CONTACTO:
Fray Iván: 686-189-99-30
CIFRA:
En condiciones normales, el Comedor Franciscano para el Inmigrante recibe entre 50 y 170 migrantes al mes, aunque el número nunca es predecible.