«La estabilidad de la economía es una condición sine qua non para lograr un crecimiento sostenido y elevado que permita generar riqueza, empleos e ingresos, Esta fórmula no es novedosa ni excepcional, pero no porque sea sancionada por Perogrullo deja de ser cierta y, a la vez más rara, independientemente de la profundidad con que se hayan implementado la reformas que, desde los ochenta, ha experimentado el país, toda la actividad gubernamental se fue orientando a crear condiciones para que el ofrecimiento pudiera ser elevado: liberalización de importaciones, apertura energética, racionalización del marco regulatorio, etc. Y, sin embargo, la tasa de crecimiento promedio sigue siendo un patético 2%. Dos factores han influido: el gobierno como regulador y emisor de permisos se ha convertido en un lastre, y la estabilidad macroeconómica no ha sido compatible con el crecimiento de la economía. Lo escribe en «Reforma».