EL 68 ENTRE PERIODISMO Y LITERATURA. (I)

En el presente mes se están conmemorando los cincuenta años del Movimiento Estudiantil de 1968 y su trágico final con la matanza del 2 de octubre en la Plaza de Tlatelolco. Es indudable que este acontecimiento dividió al país y a pesar de su cruel y bárbaro final, muchas cosas con el paso del tiempo cambiaron gracias a las protestas e inconformidades de los jóvenes estudiantes. En esta ocasión nos acercaremos a este hecho histórico a través de escritores que fueron partícipes del movimiento y nos heredaron obras que narran desde diferentes visiones todo lo acontecido, el libro con el que iniciamos el presente ciclo literario se titula: “Días de Guardar” del cronista y ensayista Carlos Monsiváis.
El libro fue publicado por la Editorial Era en 1970, la obra reúne diversas crónicas y ensayos escritos entre 1967-1970. Monsiváis en el libro nos presenta una gran cantidad de temas todos contextualizados al año 1968. Desde el momento que se empieza a leer a Carlos Monsiváis sabemos que estamos frente a un hombre de amplísima cultura, que sus crónicas nos dejarán vasta información, nos acercará a personajes, acontecimientos, ciudades, colonias, barrios, costumbres, cine, actores, cantantes, movimientos literarios, etc. cada crónica leída deja un enorme bagaje cultural, sin dejar de percibir el mensaje central del autor ya sea a partir de la crítica, la ironía, el repudio.
En “Días de Guardar” Monsiváis nos enseña que no es tiempo de callar, en el primer Ensayo del libro: “Primero de Enero *Año Nuevo. La inauguración formal.” El autor partiendo de la pregunta “El país en ascenso ¿Dónde se localiza su personalidad moderna?” Realiza una larga reflexión crítica sobre la posición cómoda y placentera de la burguesía mexicana contra la enorme pobreza y desigualdad social:
“El retrato de la burguesía incluye sus pretensiones y sus incertidumbres. Venga a nosotros el universo concentracionario de los hoteles disneylándicos: Continental Hilton, María Isabel Sheraton, Fiesta Palace. Venga a nosotros el reino de los grandes almacenes y cadenas de restaurantes, el reino de Dannys, Sanborns, Aurrerá, las boutiques y los supermercados y las giras de veinte días por el viejo continente.”
A ese sector de la sociedad no le interesaba un cambio transformador, vivíamos en un México autoritario, antidemocrático, represivo, cerrado, de doble moral, esto se advierte claramente cuando narra Monsiváis que en 1969 se presentó en el Teatro Acuario en Acapulco: “Hair” una conocida obra teatral que habla sobre la cultura Hippie, incluyendo el amor, la paz, la libertad sexual y el enorme espanto y escandalo fue debido a que los actores terminaban desnudos. Esta crónica Monsiváis la concluye con las siguientes reflexiones:
“Fragmento II de la Homilía: No hay educación que los habilite para ir más allá de la aparente riqueza de su atavío, del aparente buen gusto, de la alegría cierta que los provoca no captar del país su propia imagen, inventada y apresada por ese triste y cromático espejo de las páginas de sociales.”
En esos años ir contra el establishment era un enorme riesgo, la desigualdad económica y la estratificación social estaban bien enmarcadas, un ejemplo puntual es cuando en 1968 se presentó Raphael “El Divo de Linares” en el Zocalo Capitalino, “los fresas” opinaban que si todos podían ver y escuchar al cantante español, eso indicaba que no era tan bueno, sin embargo, Raphael era un fenómeno tan fuerte que a los pocos días se presentó en “El Patio” para que la clase burguesa pudiera disfrutar de su música, sobre este suceso Monsiváis escribió:
“Oír a Raphael gratis era vengarse o recobrarse del cerco de una burguesía exclusivista que ha llevado la plusvalía hasta el exceso de captar nada más para ella “Cuando tú no estás” (o cualquier otro hit que suene incesante por la radio.) El pueblo, febril y desbordado en más de cincuenta mil de sus manifestaciones individuales, concretaba una mínima expropiación.”
Bajo este contexto iremos leyendo el libro. Carlos Monsiváis nos describe de manera muy detallada, informada y erudita, todo lo que acontecía en nuestro país previo y posterior al Movimiento Estudiantil del 68, incluyendo estudios sobre los movimientos de “La Onda”, “El Camp”, analiza dentro de una cultura general varias subculturas como son “La naquiza”, “Los fresas”, la preferencia de los lectores por la nota roja y la de sociales, esto implica la mínima crítica social, y cuando los jóvenes estudiantes exigen un cambio hacia la democracia, la libertad, el sistema autoritario actuó como su genética lo demandaba, es decir, reprimiendo.
En cuanto al movimiento concreto, el libro nos guiará de manera ordenada sobre cómo se fue desarrollando el Movimiento Estudiantil, narra la violación a la Autonomía de la UNAM al momento que el ejército ocupó Ciudad Universitaria, y explica la posición digna del entonces rector Javier Barros Sierra:
“El Rector ante la violación a la Autonomía, iza la Bandera Nacional a media asta. Barros Sierra declara: Hoy es un día de luto para la Universidad; la Autonomía está amenazada gravemente. Quiero expresar que la Institución, a través de sus autoridades, maestros y estudiantes, manifiesta profunda pena por lo acontecido. La Autonomía no es una idea abstracta, es un ejercicio responsable que debe ser respetable y respetado por todos.”
Asimismo conoceremos desde la pluma de Monsiváis cómo se vivió “la marcha del silencio” realizada el 13 de septiembre, hasta llegar a la tarde trágica y triste del 2 de octubre donde fueron vilmente asesinados muchos jóvenes estudiantes. De todo lo narrado en los ensayos que integran la obra: “Días de Guardar”, compartiré la siguiente reflexión que sigue siendo muy vigente para nuestras generaciones:
“Lo inexplicable de lo sucedido en la Plaza de las Tres Culturas, es lo explicable de la necesidad de dominio de una clase en el poder. Más disponer de interpretaciones lógicas de Tlatelolco no es aminorar el mundo irracional que ha desatado. Más irracional que la matanza, se levanta el deseo de establecer que nada sucedió en el fondo, locura momentánea, abuso unipersonal del poder, no hay ni puede haber responsabilidades colectivas.”
Por lo antes expresado, hoy deben ser días de reflexionar, de tolerar, de hacer la crítica, de valorar lo que en gran medida el 68 nos ha legado, ejemplos: La libertad de expresión, de manifestación, de elección, sin dejar de mencionar que hay un tema pendiente y es la desunión, en la actualidad sigo viendo a un México muy polarizado, ese es el dilema que juntos tenemos que resolver.
Correo electrónico: miguel_naranjo@nullhotmail.com