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EFE/Reforma

El ex Presidente peruano Alberto Fujimori (1990-2000), quien permanece internado en una clínica desde que la Justicia anuló su indulto, lamentó este viernes haber metido en el mundo de la política a su recientemente encarcelada hija Keiko Fujimori.

«Hija mía, siento mucho haberte metido en el mundo de la política que te ha hecho tanto daño. Te pido perdón por eso. Sólo espero tener las fuerzas y la vida para verte -como en ese día- libre al lado de mis nietecitas», expresó Fujimori en un mensaje en su cuenta de Twitter, que difundió junto a una fotografía en el que aparece acompañado de Keiko y su familia.

Sobre la ex candidata presidencial Keiko Fujimori recae una orden de prisión preventiva por 3 años, que empezó a cumplir desde el miércoles, fecha en la que un juez consideró que existen «graves sospechas» de que lideró una organización criminal enquistada en su partido Fuerza 2011 (ahora Fuerza Popular) para captar dinero ilícito en la campaña electoral de 2011, que luego retribuiría con actos de corrupción en un probable gobierno.

Si bien la defensa de la líder opositora apeló la decisión adoptada por el juez Richard Concepción Carhuancho, la abogada Giuliana Loza también estimó que esta puede estar resuelta en un plazo de dos o tres semanas.

Además está pendiente una resolución de recusación presentada por la Fiscalía contra una de las salas de apelaciones de la Sala Penal Nacional que, días atrás, anuló la detención preliminar por diez días contra Keiko Fujimori y otros investigados.

Consideró que esta circunstancia dilatará los plazos de la apelación con la que espera lograr nuevamente la libertad de su defendida; y que, en caso de que no lo consiga, presentará un recurso de casación ante la Corte Suprema por considerar que no se respetaron los derechos de su defendida durante el proceso.

Entre las grandes sumas de dinero que Fuerza 2011 habría lavado se incluye al menos 1 millón de dólares proveniente de la constructora brasilera Odebrecht, protagonista del mayor escándalo de corrupción de la historia reciente de Latinoamérica.

El lavado se realizó aparentemente con una contabilidad ficticia en la que se simularon múltiples donaciones de personas particulares a las que les pidieron que prestaran sus nombres para financiar la campaña electoral de 2011.