Enrique Peña Nieto inició y terminó bien su gobierno. Lo terrible fue el intermedio. Corrupción, impunidad e inseguridad pública marcaron negativamente su gobierno para sólo tener un bajísimo 28% de aprobación de la población, y que su partido- el PRI- perdiera las elecciones y se fuera a un tercer lugar, con una menor presencia política como nunca. Destaca su esfuerzo por la implementación de las reformas estructurales: la energética, la financiera, la educativa- con un sistema de evaluación agresivo y que ha dicho AMLO que será derogada- que buscan la modernización del país. Me gustó su frase de ayer: «Busqué avanzar sin dividir». Ojalá a López Obrador le vaya mejor en su gobierno, pero para ello, a nuestro juicio, es fundamental que no divida a los mexicanos, sino todo lo contrario, que los una y organice en objetivos comunes para que haya desarrollo, justicia, mejoría de vida y seguridad en el país, con honestidad de a deveras.