REVOLUCIÓN Y LITERATURA (III).
Una de las grandes pasiones que tuvo Alejo Carpentier fue su amor por la música, escribió ensayos sobre la música cubana, música latinoamericana, en sus primeros años tuvo el sueño de convertirse en compositor y si bien al final su vida la dedicó a la literatura, la música siempre estará presente en sus obras literarias, los ejemplos son abundantes, en :“Los pasos perdidos” conocimos que el protagonista era un reconocido musicólogo y andaba investigando el origen de la música y sus primeros instrumentos, en esta ocasión conoceremos una de las grandes novelas de Carpentier titulada: “El Acoso” publicada en 1955, donde la estructura central y toda la historia de principio a fin se encuentra acompañada por un concierto musical.
Por lo tanto, cuando empezamos a leer las novelas de Carpentier, claramente se percibe que el escritor cubano se está dirigiendo a un público conocedor y poseedor de cierta cultura universal. En “El Acoso” nos encontramos que la obra inicia presentando la Tercera Sinfonía de Beethoven llamada “Eroica”, y la voz narrativa sin nombrar a Beethoven sigue aportando datos que desde un inicio claramente nos remontan a recordarlo, la sordez, el acné, o cuando platica la siguiente anécdota muy conocida del genio originario de Bonn, Alemania: “Pero él, al menos, sabía cómo el Sordo, un día luego de romper el busto de un Poderoso, le había clamado a la cara: “¡Príncipe: lo que sois, lo sois por la casualidad del nacimiento; pero lo que soy, lo soy por mí!.”
La Sinfonía “Eroica o Heroica”, dura 46 minutos, se compone de cuatro movimientos los cuales son: “Allegro con brio, Marcia fúnebre-adagio assai, Sherzo, allegro vivace, y Finale, allegro molto”. Esta Sinfonía tan importante en la historia de la música europea de inicios del siglo XIX, representa el ideal de libertad, es un canto al espíritu revolucionario, heroico, inicialmente fue dedicada a Napoleón Bonaparte e incluso el nombre que originalmente iba a llevar era “Bonaparte”, sabemos que en 1804 Napoleón Bonaparte se declaró Emperador y Beethoven decepcionado de su antiguo héroe revolucionario decidió ponerle el nombre sólo de “Eroica”, ahora bien, la “Eroica” no es el tema central de la novela de Carpentier, la Sinfonía y en general la música es el telón de fondo donde conoceremos toda la historia de la obra que comentaré de manera general y dejaré el final abierto para su lectura.
En “El Acoso” nos encontramos allá por 1933 en la Habana, Cuba. La Isla vivía bajo el yugo de la dictadura de Gerardo Machado, grupos opositores, unos en busca de la libertad, otros en busca de obtener el poder absoluto, se encontraban en pleno enfrentamiento violento contra el dictador, en este contexto de dictadura, enfrentamientos, violencia, muertes, en un teatro de la Habana donde la orquesta tocaba la Tercera Sinfonía de Beethoven, llegó a esconderse un joven estudiante de arquitectura quien era perseguido por el régimen, la esperanza del acosado es que en los 46 minutos que dura la “Eroica” sus perseguidores puedan perderlo de vista y así lograr escapar y salvar su vida, mientras la música de Beethoven se escucha a plenitud, el acosado empezará a contarnos su infancia, su vida pasada, presente y el motivo central por el que se encuentra escondido en el palco del teatro.
La novela se compone de tres partes, la segunda es la parte más extensa porque aquí el acosado mediante soliloquios, recuerdos, monólogos, va narrando su intervención contra la dictadura, cuenta el difícil momento que vivió cuando fue detenido por la policía y se vio obligado a confesar, a delatar a todos sus compañeros incluyendo posiblemente hasta gente inocente, que al otro día u horas después fueron cruelmente asesinados, el acosado con remordimientos de consciencia recuerda los asesinatos que él cometió en defensa de la causa, su más cruel recuerdo es cuando le disparó al hombre marcado por el acné teniéndolo a una mínima distancia, por todo esto el acusado huía de sus perseguidores y se había escondido en diversos lugares, pero el hambre, la incertidumbre, la desesperación lo habían orillado a buscar auxilio para intentar salir del país.
Por un breve tiempo estuvo escondido en una azotea de un viejo edificio que antes había sido una gran casa habitación, decidió ir a ver a Estrella, una simpática mujer que se prostituía para sobrevivir. Estrella lo recibió, intentaron tener intimidad, pero el acosado no tenía fuerzas ni espíritu para disfrutar de esas bellas carnes en las que tanto había penetrado con pasión y deseos. El acosado le platicó todo a Estrella, le pidió lo ayudara yendo a ver a un “Alto Personaje” a quien el acosado le pedía ayuda para poder escapar y salvar su vida, el plan resultó tan malo que Estrella se vio obligada a pagarle al taxista con cuerpo porque el único billete que traía el acosado y que le dio a Estrella para pagar, era un billete malo, no tan sólo desconocido por el régimen, sino que la posesión del billete representaba el símbolo de los traidores, todas estas y más anécdotas, historias y reflexiones estará rememorando el acosado en el palco donde el concierto se desarrollaba en su tercer movimiento denominado Scherzo, allegro vivace.
Desde una interpretación personal considero que el acosado es el personaje central, sin embargo, es importante mencionar que también existe la voz narrativa del taquillero del teatro, un personaje opuesto al acusado quien representa ser un hombre culto pero inmóvil, conformista, y por otra parte también se escuchará la voz del narrador que cuenta la historia en general. En esta magistral novela Carpentier da voces a una pluralidad de personajes, con una temática abundante, reflexiones sobre el poder, Dios, la religión, la muerte, el vacío, la prostitución, el racismo, en síntesis, una extraordinaria novela con una estructura narrativa compleja pero intrigante, apasionante, porque no olvidemos que la Tercera Sinfonía la Eroica demora sólo 46 minutos y al terminar se sabrá si el acosado logra escapar de sus verdugos o es cruelmente asesinado en el teatro.
La obra al mero estilo musical y teatral es intensa, provocadora, atrayente, mientras nosotros los lectores avanzamos con interés por saber el final de la historia, el acosado está desesperado y preocupado porque sabe que se acerca el final de la Sinfonía, y por si su final también llega, el acosado reflexiona y rememora:
“Luego, eran libros de Historia de la Arquitectura, de geometría descriptiva, y, al fondo, sobre el diploma de bachiller, la tarjeta de afiliado al Partido. Los dedos hallaban, al sopesar aquella cartulina, la última barrera que hubiera podido preservarle de lo abominable. Pero había estado demasiado rodeado, en aquellos días, de impacientes por actuar. Le decían que no perdiese el tiempo en reuniones de célula, ni en leer opúsculos marxistas, o el elogio de remotas granjas colectivas, con fotos de tractoristas sonrientes y vacas dotadas de ubres fenomenales, cuando los mejores de su generación caían bajo el plomo de la policía represiva. Y, una mañana se vio arrastrado por una manifestación que bajaba, vociferante, las escalinatas de la Universidad. Un poco más lejos fue el coche, la turbamulta y el pánico, con piedras y tejas que volaban sobre los rostros, mujeres pisoteadas, mujeres heridas, y balas que se encajaban en las carnes. Ante la visión de los derribados, pensó que, en efecto, se vivían tiempos que reclamaban una acción inmediata y no las cautelas y aplazamientos.”
Ese fue el mensaje que nos dejó el acosado en 1933, año en que buscaban derribar la dictadura de Gerardo Machado en Cuba, pero mismo año en que en la nación de Beethoven arribaba Hitler al poder, hoy las cosas en el fondo no han cambiado mucho, aun así, el Scherzo, allegro vivace de Beethoven se sigue tocando y alegrando, y “El Acoso” se sigue leyendo.
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