REVOLUCIÓN Y LITERATURA (V).

La novela histórica tiene la característica de narrar un hecho real, trascendente, influyente, regularmente muy conocido, pero nunca debemos olvidar que estamos ante una novela, esto implica que el narrador partiendo del hecho histórico real, va a recrear, reinventar, imaginar, fantasear, y esto no le quita veracidad a parte de lo narrado, sin embargo, en las novelas y en general en las obras de artes más que buscar la verdad histórica se busca la verdad simbólica, se realiza la verdadera critica, y precisamente uno de los pioneros de la nueva novela histórica es el escritor cubano Alejo Carpentier, quien con su abundante obra propició una gran revolución en el terreno de las letras hispanoamericanas.
De toda la abundante obra de Carpentier, cuatro son consideradas novelas históricas, el ciclo literario lo inicia: “El Reino de este Mundo”, continua “El Siglo de las Luces”, lo secunda “Concierto Barroco” y concluye “El Arpa y La sombra.” Esta última novela histórica fue escrita en 1978 y es la última obra de Carpentier quien morirá en 1980, dejándonos una enorme y grandiosa obra integrada principalmente por novelas y ensayos.
En “El Arpa y La sombra” Alejo Carpentier nos presenta a el personaje histórico Cristóbal Colón de carne y hueso. Lo interesante de la novela es que en ella nos toparemos con muchos personajes históricos, viviremos en diferentes tiempos, lugares y circunstancias de la humanidad. Todo inicia en el Vaticano con el Papa Pío IX quien propuso la canonización del Almirante Cristóbal Colón: “En 1851, cuando él, Pío IX, después de haber pasado por el arzobispado de Espoleto, el obispado de Imola, y de haberse tocado con el capelo cardenalicio, no llevaba más de cinco años elevado al Trono de San Pedro, había encargado a un historiador francés el conde Roselly de Lorgues, una Historia de Cristóbal Colón, varias veces leída y meditada por él, que le parecía de un valor decisivo para determinar la canonización del Descubridor del Nuevo Mundo.”
A partir de aquí conoceremos parte de la historia de Giovanni Batista Mastai, futuro Pío IX, quien nació en una acomodada familia italiana en el Municipio de Senigallia, en la región de Ancona. Cuando Giovanni era muy joven la familia Mastai vivió enormes escaseces económicas, todo este ambiente complicado propició que Giovanni en su proceso de formación y crecimiento dentro de la Iglesia fuera enviado a una misión a Chile, relatándonos el personaje sus experiencias en la mar, lo que vivió en la República Argentina, las costumbres, música y comida de la región de la Plata, el momento en que Bernardino Rivadavia prácticamente los expulsó y finalmente su arribo a Chile, donde tampoco tuvieron buena acogida y se vieron obligados a regresar a Europa.
Con el paso de los años, y por muchas circunstancias el culto y erudito Giovanni Bastita Mastai será electo Papa, utilizando el nombre de Pío IX y convirtiendo su pontificado en uno de los más largos de la historia (31 años). La importancia de Pío IX en esta novela estriba en la enorme admiración que sentía por Cristóbal Colón, es por ello que Alejo Carpentier el primer capítulo lo dedica completamente a que conozcamos la vida del Papa, incluyendo las reflexiones sobre sus lecturas, autores, y la enorme reticencia que sentía por pensadores revolucionarios y liberales como Voltaire, Rousseau, puntualizando que Pío IX fue el Papa que publicó en 1864 el famoso Syllabus (listado de los principales errores de nuestro tiempo.)
Firmada la propuesta y postulación de canonización por Pío IX, Alejo Carpentier en el segundo capítulo de la novela, le dará la voz a Cristóbal Colón encontrándose en pleno lecho de muerte. El descubridor del Continente Americano empezará a narrar sus viajes previos y los viajes que lo inmortalizarán, conoceremos cuando se casó con Felipa, después sus amoríos con una Vizcaína llamada Beatriz con la cual tuvo un hijo, sus relaciones y visitas a las diferentes cortes buscando apoyo para emprender su viaje, y de manera muy particular nos cuenta la muy estrecha relación que tuvo con la Reina Isabel la católica.
Cuando Cristóbal Colón se entrevista con los Reyes Católicos para pedirles financiamiento y emprender el viaje, nos cuenta que el recurso no le fue autorizado de manera inmediata, Colón desde el primer encuentro supo que quien ejercía el poder y tomaba las decisiones en la Corte era la Reina Isabel: “Salí furioso de la entrevista, no sólo por el despecho, sino porque jamás quise tratar de negocios con hembras, como no fuese en la cama, y era evidente que, en esta corte, quien mandaba, quien montaba de verdad, era la hembra… Pero, como sin hembra –aunque para otras cosas –no puede estar el hombre, fue entonces cuando me puse a vivir con la guapa vizcaína que había de darme otro hijo.”
Al inicio se percibe un poco que entre Colón y la Reina Isabel existía un posible romance, al avanzar en la lectura sabremos que el romance es una realidad, Colón pasó íntimos momentos con Columba como él llamaba a la Reina, en esos momentos de intimidad el Almirante y aventurero logró convencerla y recibió una gran cantidad de recursos para llevar acabo su añorado y soñado viaje. Después de varios días de navegar y navegar, Colón llegó a tierra firme, al momento que arribó a la región de lo que hoy es República Dominicana, Cristóbal Colón llamó a una bonita Isla “La Isabela”, y en las cartas de relación la describió de una manera bella, intensa, apasionada, sensual, para que la Reina Isabel al momento de leer su carta supiera que en gran medida la descripción de la belleza de la Isla era inspirada en ella misma.
Por supuesto que no todo en Colón era falsedad, interés, vanidad, codicia, en cada encuentro y descubrimiento con el nuevo mundo el genovés realmente quedaba maravillado, sobre todo cuando llegó a Cuba, el marinero describe su encuentro de la siguiente manera: “Fui sincero cuando escribí que aquella tierra me pareció la más hermosa que ojos humanos hubiesen visto. Era recia, alta, diversa, sólida, como tallada en profundidad, más rica en verdes-verdes, más extensa, de palmeras más arriba, arroyos más caudalosos, de altos más altos, y hondonadas más hondas, que lo visto hasta ahora, su belleza era el paraíso terrenal.”
Una historia intensa, narrada por un hombre al borde de la muerte que está arrepentido de muchos errores cometidos en su vida, Colón acepta que su único motivo por descubrir nuevos mundos fue la ambición y nunca tuvo límites para lograr sus objetivos, fue embustero, embaucador, mentiroso, sabía que estaba muy cerca de la codicia y muy lejos de su fe, de las escrituras, por eso en plena agonía de su vida la voz de la consciencia le hablaba y le recordaba:
“Y recuerda, marinero, al Isaías que durante tantos años invocaste para avalar tus siempre excesivas palabras, tus siempre incumplidas promesas: ¡Malhaya de quienes se tienen por sabios y se creen más listos de la cuenta! Y recuerda ahora el Eclesiastés, que tantas veces has repasado: Aquel que ama el oro carga con el peso de su pecado/ aquel que persigue el lucro será víctima del lucro. / Inevitable era la ruina de quien fue presa del oro. Y, en un trueno que retumba ahora sobre los techos mojados de la ciudad, de lo profundo te clama de nuevo Isaías, estremeciéndote de espanto: Puedes multiplicar las plegarias/ que yo no las escucho/ porque tus manos están tintas de sangre.”
Toda esta angustia y desesperación por su descarriada vida la vivía Cristóbal Colón el 20 de mayo de 1506 (fecha de su muerte), casi cuatrocientos años después en el Vaticano se discutía si debía ser declarado Santo y consecuentemente adorado y venerado por sus fieles. En el tercer capítulo de la novela estando ya como Papa León XLLL se iba a discutir y votar la postulación de canonización de Cristóbal Colón, de todos los presentes sólo un voto fue a favor y todos en contra, a Colón siempre lo persiguió a pesar de su grandeza histórica una gran sombra llamada codicia y avaricia.

Correo electrónico: miguel_naranjo@nullhotmail.com
Twitter@MiguelNaranjo80
Facebook: Jose Miguel Naranjo Ramirez.