El geoquímico Wallace Broecker, conocido por ser el científico que popularizó en 1975 la expresión «calentamiento global», falleció ellunes en Nueva York a los 87 años de edad por un fallo cardiaco.
Según informó la Universidad de Columbia en su página web, Broecker fue reconocido por introducir dicha expresión en el vocabulario científico de la época gracias a su artículo académico «Cambio climático: ¿estamos al borde de un calentamiento global pronunciado?» a mediados de la década de los setenta.
En esa publicación, Broecker predijo el actual aumento de las temperaturas en todo el mundo como resultado de un incremento en los niveles de dióxido de carbono, popularizando el término «calentamiento global» -del que se había hablado previamente- para definir dicho fenómeno.
Broecker argumentaba que los humanos estaban cambiando el clima con las emisiones de dióxido de carbono aunque los efectos no eran aún visibles por un ciclo refrigerador del planeta que duró 40 años.
Sin embargo, asumió que dicho ciclo se revertiría y que los efectos de la mano del hombre serían visibles.
Según su última voluntad, el geoquímico pidió ser cremado y que sus cenizas sean arrojadas al océano.
Broecker se especializó en el estudio de los océanos, analizando la química marina y el estudio de las corrientes marítimas, con sus efectos sobre el clima.
Entre algunos de sus estudios, Broecker se interesó en el proceso por el que los océanos absorben dióxido de carbono del aire y qué efectos podría tener esto en el clima.
En 2008, el científico recibió el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento 2008 en la categoría de Cambio Climático por el carácter pionero de su trabajo y las aportaciones realizadas al conocimiento de los llamados fenómenos abruptos, procesos que desencadenan cambios extremos en el clima.
Nacido en Chicago el 29 de noviembre de 1931 en el seno de una familia cristiana evangélica, Broecker se inició en los estudios de geología a pesar de que sus padres rechazaban las teorías modernas en favor de la interpretación bíblica de que la tierra fue creada por Dios.
Fue en unas prácticas en un laboratorio en Nueva York en verano de 1952 cuando comenzó con el estudio de la geoquímica y de la datación con el empleo de radiocarbono, una técnica por aquel entonces revolucionaria que permitió a los investigadores cifrar la edad de materiales de hasta 40 mil años de antigüedad.
Tras aquello, se mudó a Columbia para seguir en el estudio, donde se doctoró en geología en 1958.
A pesar de que muchos suponían que su mudanza supuso el abandono de las creencias familiares, muchos compañeros a sus espaldas lo llamaban «teoquímico».
A pesar de ser disléxico y no saber escribir con computadora -todo lo hacía a mano en papel-, Broecker firmó cerca de 500 artículos de investigación y al menos 17 libros, algunos tan comerciales como el que escribió en 2008 con el periodista científico Rob Kunzig, «Arreglando el clima».