EL MES INTERNACIONAL DEL TEATRO PRESENTA: 4 CORONAS HISTORICAS (II).
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Las obras teatrales que conforman la trilogía histórica escrita por Rodolfo Usigli las denominó anti-históricas, y es que Usigli no es un historiador, es ante todo un gran dramaturgo, y como tal, lo que busca es darnos una lección e interpretación de la historia, no una clase con datos y hechos históricos. Usiglí afirma que el teatro no es historia, pero cuando leemos sus obras sabemos que el punto de partida es precisamente la historia llevada a la ficción, puntualizando que si bien el artista utiliza su libre ingenio al momento de narrar y recrear la historia, en las obras de Usigli no existen anacronismos, y mucho menos el hecho original es exageradamente alterado, en la obra que hoy analizaremos titulada: “Corona de Fuego”, Hernán Cortés es como lo fue en la vida real, el conquistador, y aquí Usigli nos presenta a Cuauhtémoc como el gran héroe trágico.
La pieza: “Corona de Fuego” se compone de dos mil cuatrocientos diez versos, aparecen veintitrés personajes. Bajo una estructura dual Usigli compone toda la obra, esto implica dos culturas, dos lenguas, dos razas, dos teogonías, dos formas de expresarse, dos realidades opuestas, un ejemplo se encuentra en el Acto II, Escena III, titulado: “La fiesta española”:
“El Coro de Españoles. – Somos el semen de la Nueva España. De nosotros saldrá la raza nueva, injerto que producen dulce breva el español que jura y el azteca que engaña. ¿Quién puede contra mí quién me daña? Soy español: así padre y madre me hicieron, que por Dios y la Virgen vivieron y murieron. Cada español, Adán, cada india, Eva. ¡Que paraíso este que erigimos y a Castilla y América renueva! Por la gloria de España así vivimos, y a nivel de los dioses nos eleva el goce en el que más quedamos recibimos. Pero no hemos olvidado a España ni a la mujer paciente que allá esfera. Somos el semen de la Nueva España. Porque es la guerra así y exige maña.
El Coro de los Mexicanos. –“Soy cual ebrio, lloro, sufro, sí sé, digo y tengo presente: ¡Ojalá nunca muera, ojalá nunca perezca yo! Allá donde hoy hay muerte, allá donde se triunfa, allá voy yo: ¡Ojalá nunca muera, nunca perezca yo! En vano nací, en vano vine a brotar en la tierra: soy un desdichado, aunque nací y broté en la tierra: digo: ¿Qué harán los hijos que han de sobrevivir? El corazón me dice a sordos golpes que Cuauhtémoc peligra, y que otra vez es la negrura la aurora de Anáhuac; que nos falta un camino todavía más largo y más traidor y más incierto que éste de muerte que nos trajo a Acallan. ¿Dónde iremos que no haya muerte? ¡Ah, va a llorar mi corazón! ¡Ea, esforzaos! Nadie vivirá para siempre.”
Una vez ubicada la forma versista y estructural en que Usigli escribe toda la obra, aparecerán de manera clara los grandes temas que se han discutido a lo largo de la historia sobre la Conquista de México, al actuar concreto de personajes como Hernán Cortés, Cuauhtémoc, el soldado Bernal Díaz del Castillo y su actuación en la gesta que le provocó escribir su clásica obra: “Historia verdadera de la conquista de la Nueva España”, Doña Marina y su paso a la historia como traidora, (contando con sus defensores), sobre éste punto el Coro de Mexicanos se dirige a Doña Marina con la siguiente reclamación:
“El Coro de Mexicanos. –¿Qué buscan aquí ahora el español y su truchimán la Malintzin, la princesa de espaldas a su raza cuya voz fue la voz de la denuncia, la voz de la matanza de Cholula? Voz marina engañosa y sibilante que cambiaste el sonido del idioma de los suyos para alterar su pensamiento; que has de seguir sonando todavía sin que nada pueda para impedirlo, pues tus hijos y los hijos que creen son ecos de esa voz y a la vez son astillas del ahuehuete que amenaza el sayo y que para hacer cruces raja el hacha española.”
“Corona de Fuego” es una pieza teatral que en cada verso nos va dejando grandes lecciones de historia e incluso en muchos temas abordados nos explica un problema clave que ha tenido nuestro pueblo antes y después de la conquista como lo es la división interna, el odio, la desunión, la envidia, la falta de amor por lo que hoy es considerado Patria, y fue precisamente esta rivalidad interna la que facilitó que un hombre como Hernán Cortés con tan pocos soldados derrotara y doblegara a un Imperio poderoso, guerrero, como lo fue el Imperio Azteca, por lo antes mencionado, cuando personajes como Cuauhtémoc, Coanacoch, el príncipe Pax Bolón, se encontraban discutiendo de cómo podrían enfrentar a los usurpadores, Temilotzin los reprendió con las siguientes palabras:
“TEMILOTZIN: ¡Ah, señores! Hacéis burla de la gallina que se lleva el lobo y que no hay cazador que se la quite, o del pollo que el halcón engañoso arrebata en ausencia del pastor, aunque su madre lo defienda como nuestro Cuauhtémoc defendió a su patria. No, no, no. Recordemos. Recordemos que las buenas pastoras de los reinos, que son la paz y la concordia, nunca en el Imperio chichimeca fueron. Nuestra soberbia y nuestra discordia nos hicieron endeble yerba para el pie y la mano de los extranjeros. Y los largos y ásperos caminos, las hambres y los fríos y las mil calamidades que hoy padecemos, despojados de nuestros señoríos, desnudos del poder de nuestros reinos, olvidados –los dioses me perdonen –de nuestra propia patria regalada al teul, que se nos muestra ya enemiga, son el fruto podrido de nuestra desunión. Los aztecas quisieron unirnos en el triunfo, y hoy estamos unidos al fin: en la derrota. ¡Que puedan consolarse nuestros antes pasados, y vosotros también, nobles señores! No hagamos burlas ya de nuestras llagas.”
Este es el punto que más he querido resaltar de la lección de historia que Rodolfo Usigli nos deja en su pieza teatral, la desunión y el odio interno logrará que el dominio español perdure casi trescientos años, la rivalidad estará vigente en la lucha de independencia, el odio se mantendrá a plenitud entre liberales y conservadores al extremo que el derrotado provocará contra su país y contra sí mismo, la segunda intervención francesa, y si le seguimos buscando le seguiremos encontrando, actualmente el país sigue polarizado, dividido, no olvidemos que al final todos somos mexicanos y vivimos en la misma casa, esto implica que la conducta y actuar de uno puede beneficiar o perjudicar al otro, negándolo no resolvemos el problema, sino abordándolo.
Hoy a quinientos años de la llegada de Hernán Cortés, es indudable que somos producto de una mezcla indoeuropea, plural, ya no volteemos al pasado para quedarnos en él, para añorarlo, recriminarnos, justificarnos y reclamarnos, sino para fortalecernos y mirar hacia el futuro, convertirnos en una nación orgullosa de nuestros pasados, pero segura y firme de lo que queremos para nuestro presente y futuro, hay que dejar de ver en Doña Marina todos nuestros complejos y traumas, porque ella misma en esta pieza teatral nos deja un mensaje de altura de miras:
“Doña Marina. –Princesa soy, y soy única en esta tierra. Preferiste a Tecuichpo, así, nada te debo. A Cortés si le debo un mundo nuevo. Mi destino, Cuauhtémoc, no me aterra: es el de una mujer en quien conquista y guerra fecundaron un vientre endémico y longevo, dieron vida y no muerte. Yo no caigo: me elevo.”
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