La falta de acceso al agua potable mata anualmente a 780 mil personas en el mundo, y más de 2 mil millones de habitantes del orbe carecen de acceso a los servicios básicos de agua y saneamiento, advirtió en un informe la Organización de Naciones Unidas (ONU), que subrayó el desafío que supondrá en los próximos años conjugar la disminución de este recurso vital con la explosión de la demanda.
La demanda global de agua aumentará entre 20 y 30 por ciento en 2050 respecto al nivel actual, debido al crecimiento demográfico, el desarrollo económico y la evolución de los modos de consumo, según el informe anual de ONU-Agua y la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
El informe alerta que si continúa la degradación ambiental y las presiones insostenibles sobre los recursos hídricos, también para 2050 estará en peligro 45 por ciento del PIB mundial y 40 por ciento de la producción mundial de cereales.
Las poblaciones pobres y marginadas se verán afectadas de manera desproporcionada, lo que agravará aún más las desigualdades, indicó Gilbert Houngbo, presidente de ONU-Agua y del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA).
El informe, remarcó Houngbo, destaca la necesidad de tomar medidas tanto en las políticas como en la práctica para abordar las causas de la exclusión y la desigualdad.
Al mismo tiempo, el cambio climático complicará el acceso al agua potable debido a las sequías y las inundaciones.
Cada año, el acceso insuficiente a un agua potable de calidad y la falta de un saneamiento eficaz de las aguas usadas se cobra 780 mil muertes causadas por la disentería y el cólera, más que las víctimas de conflictos, sismos y epidemias, según el informe.
El reporte presentado este martes en Ginebra por la Unesco y ONU-Agua precisó que tres de cada 10 personas siguen privadas de acceso al agua potable y seis de cada 10 de instalaciones seguras de saneamiento.
La mitad de la población que bebe de fuentes no protegidas vive en África; en la región subsahariana sólo 24 por ciento de las personas tienen acceso al agua potable, y 28 por ciento a instalaciones de saneamiento básico no compartidas con otros hogares.
En 2015, unos 844 millones de personas no tenían acceso a un servicio de agua potable de calidad y únicamente 39 por ciento de la población mundial disponía de un mecanismo de saneamiento seguro.
Los expertos señalan que se incrementan los conflictos por el recurso. Entre 2000 y 2009 se produjeron 94 conflictos por el agua, y entre 2010 y 2018 fueron 263.
Un derecho vital
El acceso al agua es un derecho humano vital […] Sin embargo, miles de millones de personas siguen estando privadas, dijo en un comunicado Audrey Azoulay, directora general de la Unesco.
El objetivo definido por el Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD), que prevé un acceso universal e igualitario al agua potable en 2030 a un precio asequible, podría no alcanzarse.
Las fuentes de contaminación son las materias fecales, los pesticidas y los nitratos utilizados en la agricultura, pero también los contaminantes emergentes como los residuos de medicamentos.
El estudio destacó que quienes sufren más esta situación son en general los pobres en zonas urbanas y rurales, así como los desplazados.
En los países menos avanzados, 62 por ciento de los ciudadanos viven en barrios periféricos de chabolas y a menudo no tienen acceso a los servicios de agua o de saneamiento, según el redactor en jefe del informe, Richard Connor.
Estos habitantes deben comprar el agua a vendedores ambulantes o a distribuidores, pagándola hasta 10 veces más cara que los ciudadanos más ricos que tienen agua del grifo, según Connor.
Pero la mayoría de quienes sufren este problema se halla en las zonas rurales, según el informe, que hace especial hincapié en las dificultades que sufren las mujeres, debido a la carga desproporcionada que supone ir a buscar el agua.
Los refugiados también viven una situación difícil. En 2017, 68.5 millones de personas en el mundo eran desplazados debido a conflictos y persecuciones. Estas poblaciones chocan a menudo con obstáculos para acceder a los servicios elementales de aprovisionamiento de agua y saneamiento, además de que los desplazamientos en masa ejercen una presión sobre los recursos y los servicios.
Para responder a estos desafíos, la ONU aboga por que los ricos que pagan muy poco empiecen a pagar más para que el acceso sea universal, según Connor.
Los estados y los actores privados deben invertir masivamente en infraestructuras. Las necesidades costarían 114 mil millones de dólares anuales, el triple de lo destinado hoy, sin tener en cuenta los costos de funcionamiento y mantenimiento.
El estudio constata además que dentro de los países existen importantes diferencias de acceso, especialmente entre ricos y pobres.
En el documento se subraya que el acceso al agua potable y al saneamiento es un derecho humano vital para la dignidad de todos y si hoy no se toman medidas firmes, el mundo no podrá garantizar acceso universal al agua y al saneamiento, sin discriminación, hacia 2030.