«En la entrada al restaurante Arcos de Belén, cuando las manecillas del reloj marcaban las diez de la mañana, el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, hacía su entrada discreta, acompañado de dos jóvenes damas auxiliares y acaso tres custodios. El saludo inmediato del gobernador para nosotros. Tomó asiento y lo dejamos desayunar, sin la imprudencia y necedad cuando entendemos que la hora de los alimentos es sagrada. Pidió un modesto desayuno: jugo de naranja, antojitos y café. Terminando su desayuno, lo abordamos y amablemente nos atendió a dos preguntas y recordó que hace un año visitó Teocelo. «Espero regresar este año», dijo sonriente». Lo escribe Alfonso Mora Chama en su «Espacio 13». Foto de archivo.