1959 AÑO DE LUTO NACIONAL EN LA CULTURA. (III)
“Antología de José Vasconcelos. Selección y prólogo de Genaro Fdez. Macgregor.”
En el siglo XX mexicano ser un destacado jurista era sinónimo de ser un hombre de enorme sabiduría, muchos estudiosos del derecho se convirtieron en personajes eruditos, hombres de letras, cultos, conocedores de las diversas filosofías y literaturas universales, por todo este bagaje y formación, estos juristas cultos escribieron reconocidas obras, ocuparon relevantes cargos públicos, tal es el caso del ilustre jurisconsulto mexicano Genaro Fdez. Macgregor.
Fdez. Macgregror se desempeñó como catedrático en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, fue Rector de la UNAM, Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, periodista cultural, en su larga trayectoria publicó artículos y libros sobre personajes históricos, temas literarios, y precisamente recordaremos al Maestro Fdez. Macgregror leyendo una clásica antología sobre José Vasconcelos, pensada, diseñada y prologada por el célebre jurista mexicano.
En el prólogo de la antología, el Maestro Macgregror señala cual es el eje temático que integra la obra: “Se ha dividido el libro en tres secciones generales, a saber: el pensamiento político, el pensamiento educativo y el pensamiento filosófico del autor. Algunos de los trozos recogidos en el presente volumen pertenecen a libros cuyas ediciones están ya agotadas. En esta selección de las obras de Vasconcelos se han buscado especímenes de esos trozos brillantes de su prosa. Está hecha con miras didácticas, y, así, se ha querido dar un resumen de su ideario.”
Entrando directamente al contenido de las secciones, en el apartado de educación nos encontramos con un libro imprescindible por leer del Maestro de América titulado: “De Robinson a Odiseo.” Este libro fue publicado en España en el año 1935, esto nos indica que Vasconcelos ya había fundado la Secretaría de Educación Pública en 1921, ya había sido Candidato a la Presidencia de la República en 1929, “La raza cósmica” tenía diez años de estar circulando, y si mucho se ha dicho que tenemos a un Vasconcelos antes del 29 y a otro después, en ese lejano 1935 publicaría dos de sus grandes obras, por una parte su mejor obra titulada: “Ulises Criollo”, y el libro que nos ocupa: “De Robinson a Odiseo”.
En esta magistral obra José Vasconcelos nos presenta de manera detallada y desarrollada su postura sobre el tema de la educación pública. El libro contiene reflexiones filosóficas, pedagógicas, análisis de diversos sistemas educativos, en los primeros capítulos de la obra el filosofo mexicano realiza una fuerte crítica a las posturas filosóficas y educativas de Rousseau, John Dewey, de hecho literalmente afirma que la filosofía pedagógica de Rousseau que tanto se ha pregonado y fomentado debe ser enterrada, porque partiendo de la premisa que:
“Lo natural se torna humano, desde que lo toca el ímpetu del hombre”. “El Emilio” Rousseauniano sólo queda en una utopía: “Rousseau está derrotado por la ciencia y por la práctica, y es hora de enterrarlo con todo y “Emilio”, aunque no para resucitar excesos que fatalmente, originaron la reacción perniciosa del naturalismo”.
Derivado de este planteamiento, Vasconcelos reafirma aristotélicamente que el hombre es un ser de naturaleza social, por lo tanto, lo que realmente tiene que discutirse es el tipo de enseñanza que se debe implementar, esto implica preguntarnos qué valores, principios, ideología, moral, métodos, sistemas, no reconocer esta realidad es vivir en el absurdo o en la ingenuidad, porque con el sólo hecho de nacer ya estamos inmersos en un mundo que tiene conceptos preestablecidos, (nos gusten o no), que ya tiene su larga historia, y con esta realidad empezamos a vivir, convivir, aprender, formarnos o deformarnos.
Por lo antes expuesto, José Vasconcelos apuesta por cambiar de paradigmas, afirma que tenemos que dejar atrás al Robinson y relanzar al gran viajero Odiseo, porque los niños viven dentro de un ambiente supercivilizado, y si no aprovechamos todos los avances, el conocimiento clásico y moderno, no podrán superarse y competir en un mundo exigente y difícil: “Necesitamos un Odiseo que no parta, como Robinson, de Bacon sino mucho más allá; de Aristóteles y de Yajnavalkia, el hindú legendario. Odiseo de nuestro siglo, fácil le será sobrepasar al Odiseo homérico por la extensión del saber. De todas maneras, es Homero quien atinó con el tipo de hombre cabal que puede ser erigido en modelo de pedagogos y a ratos también en maestro. Y hacia un nuevo Odiseo debe tender la ambición viril de la época. No a Robinsones que a galeras lo hubiesen enviado los griegos, puesto que su ciencia era activa. O al museo, por causa del traje pintoresco. Pero nunca a la Academia, ni como modelo. En la escuela reinaba Odiseo que, según la ocasión, construía también su propio barco, pero en la mesa del banquete fascinaba por la claridad y la emoción de sus discursos.”
Una vez planteada su posición filosófica y pedagógica, en la obra nos encontramos con todo un programa educativo y formativo. El Maestro Vasconcelos presenta desde su visión como deben ser los programas académicos, las características que debe tener la escuela elemental, afirma que en el proceso de formación de los niños hay que enseñarles que entre el valor cualitativo y el cuantitativo, siempre habrá que elegir el valor cualitativo, es decir, lo de más estima en nuestras vidas son los valores del bien, como la sabiduría, la prudencia, la tolerancia, el respeto a uno mismo y a los demás, si así nos van educando desde niños, seguro muchas cosas cambiarán, porque no anhelaremos riquezas mal habidas y mucho menos admiraremos a cualquier rufián encumbrado, el niño aprenderá que el valor del trabajo honesto dignifica, y bajo estos principios educativos se cumple el siguiente pensamiento del Maestro de la Juventud de América: “Enseñarnos a vencer la realidad en todos los órdenes, es más importante que enseñarnos la sumisión a la realidad.”
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