El próximo movimiento del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en una guerra comercial cada vez más tensa con China, podría ir a los libros de historia… literalmente.
La administración Trump ha estado estudiando el panorama poco probable de revivir reclamos centenarios sobre bonos chinos vendidos antes de la fundación de la República Popular comunista.
Los bonos de China en incumplimiento pueden ser encontrados en los áticos y sótanos de miles de estadounidenses, o en eBay, donde los certificados son vendidos como objetos de colección por tan solo unos pocos cientos de dólares cada uno.
La República Popular China, que sucedió a la República de China, después de reemplazar a la dinastía imperial, nunca ha reconocido la deuda, aunque eso no ha impedido décadas de intentos de cobrarle.
Ahora, con Trump intensificando la retórica comercial con China, los tenedores de estos bonos antiguos esperan que el presidente exponga el caso, incluso cuando otras partes del Gobierno de EU acusan a las personas de vender fraudulentamente el mismo papel.
Quizá lo único más peculiar que la historia de la deuda china y la apuesta por obtener el pago de esta, es el elenco de personajes atraídos a su órbita. El presidente Trump, el secretario del Tesoro de EU, Steven Mnuchin, y el secretario de Comercio, Wilbur Ross, se han reunido con los tenedores de bonos y su representante Kirbyjon Caldwell, pastor de una megaiglesia de Texas y asesor espiritual de George W. Bush, que ha sido acusado por el regulador de valores de EU por vender la deuda de jubilados de edad avanzada. (Caldwell se declaró inocente y sostiene que los bonos son legítimos).
“Con el presidente Trump, es un juego de pelota completamente nuevo”, señaló Jonn Bianco, un ganadero de Tennessee que dirige un grupo que representa a los tenedores de bonos prerrevolucionarios de China y que se ha reunido con el presidente. “Es una persona de ‘América primero’. Dios lo bendiga”.
El bono del ferrocarril Hukuang es algo hermoso. Impreso con un borde adornado y con un gran corte, la deuda se vendió en 1911 para ayudar a financiar la construcción de una línea de ferrocarril que se extiende desde Hankou a Szechuan.
Estados Unidos se refirió una vez al dinero que ingresó a China a principios del siglo XX como “diplomacia del dólar”, una forma de construir relaciones con el país (y su masivo mercado sin explotar) ayudándolo a industrializarse.
Los chinos tienen otro término para esto: para ellos encaja perfectamente en los “Cien años de humillación” de China, cuando el Reino Medio se vio obligado a aceptar un control extranjero injusto.
Poco después de que la dinastía imperial fuera derrocada en 1911, la República de China comenzó también a tocar puertas en mercados de capitales internacionales para obtener financiación. Esto incluyó la venta de una serie de notas respaldadas por oro para financiar al país naciente.
Son estos bonos los que Bianco, quien cofundó la American Bondholders Foundation en 2001 para representar a tenedores de deuda precomunista, espera que pueda ser una influencia política útil en la lucha de Trump con China.
“La República Popular de China descarta sus obligaciones soberanas como deuda de la República China anterior a 1949, pero al hacerlo contradice el reclamo de la RPC de que es el único sucesor de los derechos soberanos de la República de China”, apuntó Bianco en un comunicado enviado por correo electrónico en respuesta a esta historia.
Bianco dice que ha pasado años investigando el tema y reclutando proponentes de alto perfil para el equipo de ABF, incluido Bill Bennett, quien fue secretario de Educación de EU en la administración de Ronald Reagan; Brian Kennedy, miembro principal del instituto Claremont, y Michael Socarras, el candidato nominado por Bush para el consejo general de la Fuerza Aérea.
Argumenta que China está en incumplimiento selectivo, tras haber pagado los bonos en poder de inversores británicos en 1987 como parte de un acuerdo de entrega de Hong Kong negociado por la ex primera ministra y ‘Dama de Hierro’, Margaret Thatcher.
Si China no paga, dijo Bianco, debería ser bloqueada para vender nueva deuda en mercados internacionales.
Según el cálculo de Bianco, China ahora debe más de un billón de dólares en deuda en mora, una vez ajustada por inflación, intereses y otros daños, una suma equivalente a las tenencias de bonos del Tesoro de EU.
“¿Qué tiene de malo pagar a China con su propio papel?”, consideró Bianco.
Ella se reunió con Trump en su extenso campo de golf en Bendminister, N.J, en agosto pasado, en un encuentro que ella describió como “maravilloso”. Desde entonces se ha reunido con Mnuchin, aunque no revelará lo que se discutió. Los representantes de ABF, incluidos Bennet, Kennedy y Socarras, se reunieron con el secretario de Comercio en abril, afirmó Bianco.
Las personas familiarizadas con el Departamento del Tesoro dicen que los bonos de China han sido estudiados, pero las sugerencias de ABF, incluida la posibilidad de vender la deuda en mora al Gobierno de EU para luego intercambiarla con China, no son legalmente viables. Los portavoces del Tesoro y Comercio declinaron hacer comentarios. Las personas familiarizadas con los puntos de vista de los funcionarios chinos dicen que están informados sobre las reuniones, pero no creen que los reclamos puedan ser revividos.
Lo que está en juego es un estatuto de limitaciones que ha seguido su curso y las obligaciones legales difusas de los gobiernos que heredan las deudas de sus predecesores, luego de disturbios civiles. Uno de los casos más famosos es de la Unión Soviética, que repudió los bonos vendidos bajo el gobierno del Zar, infligiendo pérdidas a miles de inversores que tenían este papel.
Aún así, la mayoría está de acuerdo que, como principio legal, los regímenes políticos heredan la deuda de sus predecesores; la mayoría de los gobiernos eligen honrar los antiguos bonos, en parte porque no quieren alejar a los inversionistas que podrían comprar otros nuevos.
“Creo que todos los que trabajan para Trump en el Departamento del Tesoro piensan que esto es una locura”, señaló Mitu Gulati, profesor de derecho por la Universidad Duke y experto en reestructuración de deuda soberana. “Pero no puedo evitar estar complacido, porque a nivel legal estas deudas son perfectamente válidas. Sin embargo, tienes que conseguir un abogado realmente inteligente para activarlos”.
Abogados inteligentes lo han intentado antes. Lo más cerca que alguien estuvo de conseguir el pago de China fue una demanda colectiva presentada por los tenedores de bonos ferrovirios de Hukuang en 1979, que logró llevar a la RPC a los tribunales para defenderse por primera vez. Gene Theroux, exabogado sénior de Baker & McKenzie, ayudó a representar al Gobierno chino en los tribunales.
Theroux, ahora retirado, recuerda bien el caso histórico. “Las solicitudes de nosotros como abogados eran ocasionalmente inusuales”, señaló, incluyendo a China rechazando cualquier cita de casos anteriores con “República de China” en el título, dada su negativa a reconocer el régimen bajo su política “Una China”. (Finalmente, Baker & McKenzie resolvieron el problema citando casos antiguos como “República de China [así llamada]”).
La demanda se desestimó sobre la base de que el Acto de Inmunidades Soberanas Extranjeras (FSIA, por sus siglas en inglés) de 1976, que permite que tribunales de EU escuchen casos contra gobiernos extranjeros por reclamos comerciales, no se puede aplicar retroactivamente a bonos emitidos a principios de siglo.
Desde entonces, una decisión de la Corte Suprema de 2004 dictaminó que el FSIA podría aplicarse retroactivamente en un caso inmortalizado en la película Woman in Gold. El fallo allanó el camino para que Maria Altmann reclamara pinturas del famoso artista austriaco Gustav Klimt décadas después de que los nazis las tomaran.
Eso todavía deja el problema de reactivar reclamos legales modernos sobre la deuda que ahora tiene décadas de antigüedad. Gulati apuntó que esto quizás podría hacerse, por ejemplo, argumentando que China que realiza pagos de bonos modernos viola las cláusulas pari passi (pago igualitario) integradas en la deuda histórica.
Esas cláusulas fueron utilizadas con éxito por los fondos de cobertura que buscaban el pago de Argentina hace unos años. Es una posibilidad legal remota, pero que Gulati ha asignado a sus estudiantes de derecho como ejercicio teórico.
La Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) de EU también está estudiando la deuda. En una queja de 2018 contra el pastor Caldwell y un autodenominado planificador financiero llamado Gregory Alan Smith, la SEC acusó a ambos de recaudar al menos 3.4 millones de dólares al persuadir a 29 inversionistas para que compraran los bonos prerrevolucionarios. Algunos de los compradores, en su mayoría adultos jubilados, liquidaron sus anualidades para invertir, informó la SEC.
Los mensajes que dejó el abogado de Caldwell, Dan Cogdell, no fueron devueltos. En una conferencia de prensa en marzo, Cogdell aseguró que los cargos en contra de su cliente eran “falsos”. Caldwell, quien fue educado en Wharton antes de trabajar como vendedor de bonos en First Boston y de oficiar la boda de Jenna Bush, declaró que los bonos son “legítimos” y que ha devuelto el dinero a los inversionistas a petición suya. Smith llegó a un acuerdo por los cargos el mes pasado.
“Los demandados informaron falsamente a estos inversionistas que los bonos eran seguros, libres de riesgos, valían decenas, sino cientos, de millones de dólares, y que podían venderse a terceros”, detalló la SEC en su queja. “En realidad, los bonos eran meros objetos de colección sin valor de inversión”.