Especialistas en salud mental urgieron a las familias y escuelas a atender la salud emocional de los menores.
Feggy Ostrosky, directora del Laboratorio de Neuropsicología de la Facultad de Psicología de la UNAM, consideró simplista la versión de las autoridades locales sobre que un videojuego pudo haber influido en el niño para realizar estos actos y suicidarse después, pues la violencia, explicó, se aprende y es producto de factores de riesgo individuales, familiares y sociales.»No todos los niños que juegan videojuegos violentos salen a matar, eso es muy simplista», indicó la especialista.
El problema, consideró, es que algunos niños pasan mucho tiempo aislados, sin supervisión y sin atención a lo que sienten.
«Como padre, como maestro, tienes que checar qué está jugando, cuántas horas y cómo está entendiendo lo que está jugando», añadió.
La autora del libro «Mentes asesinas. La violencia en tu cerebro» dijo que es preocupante que un niño de 11 años tenga acceso a dos armas y las sepa utilizar.
Agregó que el hecho de que se suicidara después del tiroteo plantea la posibilidad de que tuviera depresión.
«Entonces, lo que está fallando es que la familia y la escuela no están detectando estos rasgos. Hay muchas cosas que se pueden hacer y no se están haciendo. No nada más es checar las mochilas para que no traigan armas».
La especialista dijo que, según estudios realizados sobre todo en Estados Unidos, alrededor del 5 por ciento de los niños o adolescentes que realizaron tiroteos tenían un trastorno psiquiátrico, mientras que la mayoría pertenecía a familias integradas y sin abusos, pero quizá ya con emociones negativas.
María Luisa Rascón, psicóloga de la organización Voz Pro Salud Mental, indicó que es necesario orientar a las familias para que presten más atención a lo que les sucede emocionalmente a los niños.
Detalló que ante cambios de conducta en los menores o ante señales como que no duerman bien, no se comuniquen o no se expresen con sus familiares, que sufran pesadillas o se aislen, es necesario buscar ayuda especializada.
Como en muchas escuelas no se cuenta con psicólogos, la especialista llamó a recurrir a organizaciones de la sociedad civil que brindan apoyo.
«También puede orientarse a las familias, a la sociedad en general, a que tratemos de reducir la violencia en casa, la violencia que ven los niños en la televisión, en juegos o programas», añadió.