IN MEMORIAM DE ALBERT CAMUS A 60 AÑOS DE SU MUERTE. (IV)
“Bodas.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Albert Camus fue un pensador profundo, reflexivo, penetrante, erudito, hasta las obras que podrían considerarse menos densas, al final resultan ser obras donde la temática abordada es altamente filosófica, esto lo podremos sentir al momento de leer su libro de ensayos titulado: “Bodas” el cual está integrado por cuatro ensayos y si bien la obra puede pasar por ser crónicas, relatos de viajes, conforme se va leyendo lo planteado claramente se percibe que la reflexión profunda, artística y filosófica son temas centrales en los ensayos.
El primer ensayo lleva el título: “Bodas en Tipasa”, lo primero que hice fue investigar donde está ubicada Tipasa, y me encontré con una bella ciudad de Argelia, la cual fue una de las ciudades más importantes del imperio romano, por lo tanto, Tipasa representa muchas cosas en la historia del hombre occidental. Albert Camus de origen argelino caminó por Tipasa, nos describe su belleza, y como para la época en que escribió este ensayo Camus tenía definido ser un hombre absurdo y rebelde, empezó a buscar algunas certidumbres dentro de la absurdidad de la vida del hombre, en Tipasa se encontró con estas certidumbres:
“No es tan fácil devenir lo que se es, recuperar la propia, profunda, medida. Pero mirando el sólido espinazo del Chenoua (montaña), mi corazón se apaciguaba en una extraña certidumbre. Amo esta vida con abandono y quiero hablar de ella libremente: pues me da el orgullo de mi condición humana. A menudo me han dicho, sin embargo, que no hay que gloriarse. Sí, hay de qué: este sol, este mar, mi corazón que brinca de juventud, mi cuerpo con sabor a sal, la inmensa decoración en que la ternura y la gloria se dan cita en el amarillo y el azul. A conquistar esto debo aplicar mi fuerza y mis recursos. Todo aquí me deja intacto, nada mío abandono, ninguna máscara reviso: me basta aprender pacientemente la difícil ciencia de vivir.”
Albert Camus tuvo en Tipasa su día de bodas con el mundo, con la naturaleza, su pasión por el mar se manifiesta en varias de sus obras importantes, como hombre absurdo sabe que su existencia es finita y que después de ella no hay nada, pero, eso es precisamente haber adquirido conciencia, eso es ser un hombre, y esta realidad razonada hará que como hombre pasajero disfrute de su libertad, de su vida terrenal, y gran parte del disfrute se encuentra en la convivencia con la naturaleza, con el mar, el sol, la tierra, el viento, las plantas, los animales, todo debe sentirse, tocarse, zambullirnos en la naturaleza es ser parte de ella y ella de nosotros.
Camus en el siguiente ensayo nos lleva a conocer las históricas ruinas romanas de Djémila, también perteneciente a Argelia, (declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), reflexiona sobre la resistencia al tiempo de estas ruinas y sus montañas, esa resistencia de la que debemos huir, aclarando que no esperar nada después de la vida, no implica un renunciamiento a esta terrenal, al contrario, el tiempo que nos toque debemos vivirlo, exprimirlo, porque después de todo Camus se interroga:
“¿Qué significan aquí las palabras porvenir, bienestar, posición? ¿Qué significa el progreso del corazón? Si obstinadamente rechazo todos los después del mundo, es porque también se trata de no renunciar a mi riqueza presente.”
En el ensayo: “El verano en Argel”, Camus está consciente que mucho influye en nuestra formación, educación, ideas e ideologías, prejuicios, formas de ver y vivir la vida, el lugar donde nacemos, ejemplo de ello es cuando describe valores, principios y creencias que son partes de la mayoría de los argelinos:
“La noción de infierno, por ejemplo, no pasa de ser aquí una amable broma. Sólo a los muy virtuosos se les permite tales imaginaciones. Y creo que la virtud es una palabra sin significado en toda Argelia. No es que estos hombres carezcan de principios. Se tiene una moral, y muy particular. A la madre no se le falta. Se hace respetar a la esposa en la calle. Se guardan consideraciones a la mujer encinta. No se ataca en pareja a un adversario, “pues sería feo”. Quien no observa estos mandamientos elementales no es un hombre, y la cuestión queda arreglada. Esto me parece justo y fuerte. Todavía somos muchos los que observamos este código de la calle, que es el único desinteresado que yo conozca.”
Partiendo de estas reflexiones camunianas, es indudable que muchos conceptos, valores y principios se nos imponen por naturaleza física y lógica, (ni el Emilio de Rousseau pudo ser absolutamente libre en su formación y educación), sin embargo, conforme vamos alcanzando la mayoría de edad desde el punto de vista Kantiano, cada quien podrá encontrar a su manera la riqueza y el gusto por esta vida efímera.
Un ejemplo clásico de Camus es el personaje absurdo de Don Juan, quien encontró en el cuerpo, posesión y pasión que le otorga la mujer el sentido de su existencia. En cada encuentro amoroso Don Juan buscaba sentir “la muerte chiquita” para poder justificar su existencia en lo que le llegaba la muerte verdadera.
El método de Jacobo Casanova fue un poco diferente, él como gran héroe absurdo, si bien buscó la posesión, el placer, también se esforzaba por que la mujer disfrutará, sintiera, gozara, tal vez, en esa pasión y entrega total, reciproca, compartida, generosa, el personaje se sentía menos sólo en esta solitaria vida.
Y así, viviendo nuestra individualidad sin olvidarnos de la otredad, podemos celebrar nuestras bodas con el mundo que nos ha tocado vivir, en el caso de Camus su matrimonio y amor más duradero fue con la bella esposa llamada Literatura. Este libro titulado: “Bodas” ratifica su digna y absurda postura.
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