SIN FRONTERAS
¿El retorno del superpeso?
Joaquín López-Dóriga Ostolaza
La cotización del peso frente al dólar ha tenido una recuperación importante después de tocar el nivel de 20.30 pesos en noviembre del 2018 después de la cancelación del proyecto del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México y la filtración de un proyecto de iniciativa en el senado para restringir las comisiones bancarias.
En contra de buena parte de los pronósticos, el peso mexicano ha sido de las monedas emergentes con mejor desempeño entre el cierre de noviembre del 2018 y la actualidad. En ese periodo, el peso se ha apreciado 7.4%, mientras que otras monedas latinoamericanas como el peso chileno, el real brasileño y el peso colombiano se han depreciado 16.5, 9.5 y 6.0%, respectivamente, mientras que el sol peruano se ha mantenido estable. Asimismo, el won coreano, el rand sudafricano y la rupia india se han depreciado 6.5, 6 y 1%, respectivamente.
Solamente el desempeño del rublo ruso y del baht tailandés, que se han apreciado aproximadamente 5%, es comparable con del el peso mexicano en ese periodo. La apreciación del peso se ha dado en medio de un contexto de debilidad generalizada para el dólar. No obstante, el desempeño del peso ha sido superior al de otras monedas.
Aunque la fortaleza del peso puede ser interpretada como un voto de confianza de los inversionistas extranjeros en la política económica de la actual administración, no hay que perder de vista que los flujos de capitales de portafolio se mueven ágilmente de un lugar a otro en la búsqueda de rendimientos.
En un mundo donde las tasas de interés se encuentran en niveles extraordinariamente bajos y en algunos casos son negativas, la tasa de interés de referencia en nuestro país ha venido ofreciendo un muy atractivo premio por invertir en moneda local.
Aunque la tasa fijada por el Banco de México bajó de 8.25 a 7.25% entre agosto del año pasado y la actualidad, el diferencial de tasas con respecto a la tasa fijada por la Fed en Estados Unidos aún se ubica en 5.25 puntos porcentuales.
Dicho diferencial sigue siendo superior al promedio de 4.265 puntos porcentuales observado en los últimos 10 años. Aunque es importante destacar que la decisión de mantener la disciplina fiscal ha jugado un papel importante en generar confianza entre los inversionistas, la falta de crecimiento económico y el drenaje de recursos del fondo de estabilización podrían comenzar a generar dudas sobre el cumplimiento de las metas fiscales en el mediano plazo.
No obstante, éste no es un problema inmediato. Entre los temas que podrían generar volatilidad en la cotización del peso frente al dólar está una disminución en el diferencial de tasas, el cual se espera que se reduzca a 4.25 puntos porcentuales hacia finales de la primera mitad del 2020. No obstante, el tema más crítico es el relacionado a la posible disminución en la calificación de riesgo crediticio de Pemex.
Vale la pena recordar que una de las tres agencias calificadoras más reconocidas ya colocó la calificación de la deuda de Pemex por debajo de lo que se conoce como grado de inversión. Si una segunda calificadora hace lo mismo, se dará una salida forzosa de miles de millones de dólares de fondos de inversión internacionales que tienen papeles de Pemex y que no podrán mantenerlos. Al ser un evento anticipado, parte del impacto podría estar parcialmente descontado. No obstante, muchos de estos fondos mantienen posiciones importantes en deuda de Pemex y una venta forzada seguramente generará presión sobre el peso.
joaquinld@nulleleconomista.com.mx
Tomado de El Economista.