Estanterías de supermercados vacías y carteles de “agotado”.
Las compras de pánico generalizadas de productos básicos como rollos de papel higiénico y arroz se han desatado en Hong Kong, un efecto colateral del brote de coronavirus en China continental.
Pese a que el Gobierno ha asegurado que no hay necesidad de entrar en pánico, los consumidores de Hong Kong temen que las medidas de las autoridades de la ciudad para combatir la propagación del virus puedan causar una escasez de productos.
Los clientes que hicieron una fila el viernes en una farmacia en el centro de Hong Kong para comprar papel higiénico dijeron sentirse forzados a abastecerse.
“Tengo amigos que no pudieron conseguirlo, así que les estoy ayudando a comprarlo”, afirmó una de las clientes, una contadora que sólo proporcionó su apellido, Yeung. “Pero no sé por qué se rumora que no hay papel, así que todos están preocupados”.
Las filas afuera de las tiendas y el fenómeno de vaciar estantes se registran pese a que el Gobierno insiste en que sus medidas para controlar el virus no afectarán el cargamento proveniente de China continental, del otro lado de la frontera, y que abastece gran parte de los productos perecederos de Hong Kong y otros productos básicos.
Matthew Cheung, secretario jefe de Administración de Hong Kong, indicó que la cuarentena de dos semanas -obligatoria para todos aquellos que llegan de China continental- no afectará el flujo de productos y por ello no hay necesidad de hacer compras de pánico.
En un comunicado emitido el miércoles, el Gobierno culpó de tales compras al “acto mezquino de propagar rumores cuando la ciudad combate la enfermedad”.
“No hay escasez de comida. Hay suficientes existencias de alimentos de primera necesidad como arroz y pastas. No hay necesidad de que la población se preocupe”, sostuvo.
El Consejo de Alimentos de Hong Kong afirmó de manera similar que las medidas contra el virus no han tenido un impacto importante en el suministro de arroz, vegetales y otros alimentos básicos.
El gobierno ha dejado abiertos dos puntos de revisión fronterizos, negándose a sellar la frontera con China continental por completo, a la espera que la cuarentena reduzca los viajes transfronterizos.