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AP

Gran Bretaña hizo públicas el jueves sus demandas iniciales para las conversaciones comerciales con la Unión Europea, entregando una amenaza velada de retirarse de la mesa de negociación si no hay avances en el plazo de cuatro meses.

Los dos bandos parecen encaminarse a una complicada primera ronda de negociaciones mientras tratan de forjar una nueva relación tras la salida de Gran Bretaña del bloque, que ahora tiene solo 27 miembros.

Londres y Bruselas dicen que quieren cerrar un acuerdo de libre comercio, pero mantienen puntos de vista muy diferentes sobre cómo debe ser la supervisión y qué constituye una competencia justa entre sus dos economías.

La UE apunta que Gran Bretaña debe seguir las normas del bloque en una serie de asuntos que van desde las ayudas estatales a las protecciones ambientales, y dar a los barcos europeos acceso a los caladeros británicos, si quiere llegar a un buen pacto.

Pero Londres reclama su derecho a romper con las normas del bloque para firmar nuevos acuerdos comerciales en todo el mundo e impulsar su economía.

“Por buscar un acuerdo, no venderemos nuestra soberanía”, dijo Michael Gove, Ministro para el Brexit, a legisladores en la Cámara de los Comunes.

El mandato negociador británico insiste en que “no accederemos a ninguna obligación de que nuestras leyes se alineen con las de la UE, o de que las instituciones de la UE, incluyendo el Tribunal de Justicia, tengan jurisdicción en Gran Bretaña”.

Este punto será uno de los mayores obstáculos en las negociaciones, que está previsto que comiencen el lunes en Bruselas.

Gran Bretaña abandonó el bloque el 31 de enero pero sigue sujeta a las normas de la UE hasta que termine el periodo de transición el próximo 31 de diciembre. El acuerdo de divorcio permite prorrogar esta fase por dos años, pero el Primer Ministro británico, Boris Johnson, insiste en que se ampliará.

El Gobierno conservador de Johnson sostiene que Gran Bretaña abandonará las estructuras del bloque -incluyendo su mercado único para bienes y servicios- el 1 de enero de 2021.

Londres espera que para entonces haya un acuerdo comercial con el bloque similar al existente entre la UE y Canadá. Un pacto de este tipo eliminaría los aranceles y las cuotas sobre el comercio y los bienes, pero no está claro qué supondría para el sector servicios, que representa hasta cuatro quintos de la economía británica.