Lugar:
Fuente:
BLOOMBERG /CATHERINE BOSLEY, MAX REYES Y JEFF GREEN

Aviv Russ siente que todo se ha apilado contra su generación, y no está equivocado.

Russ es un ‘millennial’, el grupo de personas nacidas entre 1981 y 1996. Se graduó del Emerson College, con sede en Boston, en 2009, justo cuando la crisis del año previo destruyó el mercado laboral durante años.

Pasó sus primeros años después de la escuela luchando por un trabajo mal pagado como asistente de producción. Sus mentores le dijeron: «Amigo, llegaste tarde, como cinco años después, a los buenos tiempos de este trabajo», narró.

Una década después, justo cuando había acumulado ahorros suficientes para comprar una casa, el hombre de 31 años ya no tiene trabajo. El brote de coronavirus ha vaciado los sets de producción en Hollywood, donde trabaja.

Ningún grupo de edad escapará al dolor de la desaceleración económica actual, pero los ‘millennials’ ya estaban en una situación financiera más precaria que sus mayores. Dejaron la universidad con niveles de deuda estudiantil sin precedentes y se perdieron años cruciales de crecimiento salarial debido a la recesión de 2008.

En comparación con otros grupos en el mismo punto de sus vidas, las personas de entre 20 y 30 años tienen niveles relativamente bajos de propiedad de vivienda, patrimonio neto e ingresos reales, según un documento de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal de 2018.

«Están caminando por una cuerda floja y hay acantilados a ambos lados», aseveró Kathryn Edwards, economista laboral de la Corporación Rand. «Es difícil imaginar que alguien supere realmente ileso ambas recesiones en este grupo de edad».

Las recesiones económicas son inevitables, pero no suelen ser tan graves. Y las recesiones «generacionales» no tienden a ocurrir solo con una década de diferencia.

Pero para los ‘millennials’ la crisis económica ha sido particularmente dañina. Según los economistas de Yale y la Universidad de Rochester, las personas que ingresan a un mercado laboral en medio de altos niveles de desempleo generalmente perciben un golpe del 10 por ciento a sus ingresos en el primer año, con una recuperación, en promedio, del 1.8 por ciento en sus ganancias anuales durante un lapso de 10 años. En ese sentido, encontraron que el impacto de la gran recesión de 2008 en los salarios fue «mucho mayor» que al de las recesiones anteriores.

Debido a que una crisis económica dificulta la movilidad laboral, los efectos que causa al principio de la vida profesional de una persona pueden durar hasta 20 años, según descubrió la investigación del profesor de economía de Carnegie Mellon, Shu Lin Wee.

Este fenómeno no se limita a los Estados Unidos. En Gran Bretaña, entre 2006 y 2014, las ganancias reales cayeron el doble de rápido para las personas menores de 30 años que para las de 50 años, según la Resolution Foundation.

Mientras tanto, en Italia, el epicentro del brote de virus en Europa, únicamente el 24 por ciento de las casas y tierras son propiedad de los jóvenes. Asimismo, el riesgo de pobreza es el doble entre los menores de 40 años que entre los mayores de 65, según un estudio realizado por la asociación empresarial Confindustria.

La generaciones siguientes experimentarán su propio sabor de las consecuencias económicas del coronavirus. Las personas de mayor edad de la ‘Generación Z’ se están graduando en un mundo de bloqueos en toda la ciudad, a medida que los países intentan frenar la propagación de una pandemia mundial.

Los ‘Baby Boomers’ en Estados Unidos ahora han sufrido golpes sucesivos en sus carteras de jubilación. Y esos son los afortunados: casi la mitad de los hogares estadounidenses de 55 años o más no tienen nada ahorrado para la jubilación. Millones de personas de todas las edades ahora están desempleadas y la Organización Internacional del Trabajo encuentra que más de mil millones de personas están en alto riesgo de un recorte salarial o la pérdida de sus empleos.

«Me preocupan más los chicos más jóvenes», comentó Harry Holzer, profesor de Política Pública en la Universidad de Georgetown, ya que es más probable que los despidan que a los de mayor edad, dijo, y agregó: «Me preocupan aún más las personas sin diplomas universitarias».

Si bien los trabajadores de ‘cuello blanco’, es decir aquellos que laboran en centros laborales como oficinas, pueden trabajar desde su hogar, los sectores ocupados mayoritariamente por personas sin títulos universitarios, como el comercio minorista, los servicios de alimentos, el hospedaje y la construcción, ya han experimentado grandes pérdidas de empleos debido a la pandemia.

Una de esas personas es Denzel Buie, un vidriero de 25 años que vive en Filadelfia con su prometida y su hija de tres años. Fue despedido hace unas semanas. Buie recibió atención médica a través de su empleador y ahora le preocupa que si se enferma no podrá pagar una visita al hospital.

«Te hace sentir vulnerable porque tarde o temprano los recursos que habías acumulado se van a agotar», lamentó.

Respecto a los que se desempeñan en profesiones de ‘cuello blanco’, Chip Espinoza, decano de estrategia e innovación en la Universidad Vanguard, teme que las personas de 30 años nuevamente se vean obstaculizadas en el avance de su carrera porque otra recesión significa que los ‘Boomers’ no se jubilarán a tiempo.

«Realmente estás viendo una fuerza laboral que continuará envejeciendo y continuará creando desafíos para las generaciones más jóvenes en su movilidad laboral ascendente», dijo. «Los ‘millennials’ tendrán que alquilar su vivienda por más tiempo».

Ya los ‘millennials’, debido a la carga de su deuda y al costoso mercado de la vivienda, habían tardado en sumergirse en la adquisición de propiedades, una forma clave de generar riqueza. Personas como Michael Baum, que lograron comprar una, temen haberlo hecho en el momento equivocado.

Hace solo dos semanas, Baum, un maestro para alumnos de necesidades especiales de 33 años, se mudó a una nueva casa comprada con dinero de su boda y ahorros familiares en Plano, Illinois. Si bien todavía tiene trabajo, su esposa recientemente perdió su empleo de servicio al cliente en el comercio minorista. No solo tienen una hipoteca, sino que sus préstamos estudiantiles aún deben pagarse.

«Podría ser un problema si no se detiene el desempleo», agregó.