EL AMOR EN LA DRAMATURGIA DE ALEJANDRO CASONA. (I)
“Otra vez el diablo.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Cuando nos acercamos a la literatura española y escuchamos el nombre: “Generación del 27”, inmediatamente pensamos en Federico García Lorca, Rafael Alberti, María Zambrano, Jorge Guillen, Miguel Hernández, y conforme seguimos investigando la lista de integrantes se antoja interminable y más porque esta se divide en artistas de diversos campos; pintura, escultura, cine, poesía, y dentro de esta amplia lista de nombres insignes se encuentra el de Alejandro Casona, quien fue uno de los grandes dramaturgos de esa famosa generación, un personaje que vivió exiliado en México, Argentina, regresando en la etapa final de su vida a España y dejando una valiosa obra dramatúrgica que en su momento fue muy representada, e incluso en la actualidad su teatro se sigue leyendo por el valor literario y por la forma tan cautivante en que aborda temas como el amor, el bien, el mal, la resistencia ante la tiranía, la voluntad del hombre, créanme que sus piezas teatrales son pequeñas pero absolutamente atrapantes y en este mes abordaremos el tema del amor e iniciamos con la obra titulada: “Otra vez el diablo.”
La pieza se compone de tres jornadas y un amanecer, a simple lectura y comentario podría pensar y afirmar que el tema medular es el amor, y sí, lo es, pero tal como en la vida misma el amor no llega sólo acompañado por bellos momentos, el amor real no es como un cuento de hadas, el amor real está acompañado de difíciles instantes, dudas, resistencia, valor, y no sé si al final alcancemos ese concepto de amor que siempre buscamos y anhelamos, pero renunciar a esa ilusión seria como renunciar a vivir, y más si recordamos que nacemos con la vida temporalizada.
Lo anterior lo podremos meditar mejor adentrándonos a la historia. Nos encontraremos con tres personajes claves: un Estudiante, la Infanta, y el Diablo. El Estudiante (graduado en Salamanca) en la primera jornada es asaltado por una banda que interesantemente está integrada por ladrones y gente intelectual, o por lo menos estos asaltantes son personas cultas que leen novelas, saben de gramática, poesía, permanentemente critican a la autoridad que los gobiernan, son ladrones que buscan la justicia y están cansados de la miseria en la que vive el pueblo y, sobre todo, de la abulia, de ese conformismo, de esa falta de voluntad por cambiar su realidad: “Capitán de los bandidos. –Los caminos están bien claros: aquí los que quieren defender la justicia y el derecho; los otros, que vuelvan a fundirse en la masa anónima.”
Una vez despojado de sus pocas pertenencias el Estudiante se encontrará con el Diablo, platicarán tranquilamente, el Estudiante le dice al Diablo que ni piense que lo engañará, que lo ha estudiado y sabe todas sus artimañas, además, en España el Diablo es un personaje muy temido, conocido, y se encuentra en todas las casas, de hecho, es más nombrado que cualquier otro personaje real o imaginario, de pronto, el Diablo se despidió del Estudiante y éste se encontró con la Infanta, ambos quedaron enamorados a primer vista, la bella joven regresó a su castillo al lado de su padre el Rey de España y ella enfermó, algunos decían que era de amor, otros por brujería, mientras ella padecía en su palacio, el Diablo volvió a encontrarse con el Estudiante:
“Estudiante. –Es la Infanta, amigo Diablo; está demasiado alta. Diablo. –Cobarde. Cuando se es joven y pobre no hay cosas altas. Sube. Estudiante. –Imposible. Ella está enamorada. Y enamorada de un hombre que ni siquiera conoce; de un capitán de bandoleros. Diablo. –También tu puedes ser capitán de bandoleros. Estudiante. –¡Yo! Diablo. –Tú. Si ella te soñó con ese traje, que importa. Póntelo y adelante. Estudiante. –Imposible…No veo el camino. Diablo. –Yo te empujaré, Yo seré para ti la bruja de las ambiciones; la que grita a los hambrientos: “¡Macbeth, tú serás rey, tú serás rey! Estudiante. –Imposible…No veo el camino. Diablo. –El camino ya lo tienes hecho; te lo dejó ella misma y te dejó en él su pañuelo para que no te perdieras.”
El Diablo se hará pasar por Dr. En teología llamándose Mefistófeles y será consejero del Rey, por cierto, el Rey está preocupado por la salud de su hija y por la estabilidad de su reino, le comenta a su nuevo y brillante consejero le diga qué hay que hacer para calmar los rumores de una posible revolución debido a que el pueblo tiene hambre y está sufriendo la terrible pandemia de la peste, Mefistófeles le dice que ni se preocupe, que ese pueblo hambriento e ignorante no se rebelará, que son como niños y en caso de ser necesario provoque una guerra para que el pueblo tengan en que entretenerse, el Diablo afirma que el pueblo piensa en esas revoluciones porque viven en el ocio, pero si les inventamos guerras o cualquier otro distractor, pensarán en todo menos en destronar a su rey…
El Diablo convertido en teólogo y en brillante consejero del Rey fue acrecentando su poder en la corte y tenía influencia en la Infanta, él le dijo que su enfermedad era una enfermedad literaria, es decir, amor, y que era normal que sintiera esas sensaciones, le habló del primer beso y claramente se nota que el Diablo le fue preparando el escenario al Estudiante para que llegara, enamorara a la infanta y dirigiera el reino, en todo el pueblo se rumoreaba que el futuro del reino estaría en las manos de un joven valiente, un brillante Estudiante que será todo un héroe.
Un día el Estudiante ingresó a la casa del Rey y se encontró con la Infanta, él le pidió un beso y ella accedió, al poco tiempo nos encontraremos con el Estudiante y el Diablo en una hostería dialogando amenamente, no tengo la menor duda que el Estudiante ama profundamente a la Infanta, el Diablo le ofrece ayudarlo para que consiga su gran amor, mientras tanto, el Rey expide un edicto donde se compromete ofrecer la mano de su hija al gran héroe que logre matar al Diablo, ya que este es el culpable de todos los males que le suceden a España, el Estudiante sabe que al Diablo no se le puede matar con acero, la única arma que podría tener contra él sería su voluntad, es decir, actuar con honor, con lealtad a sus principios y valores. ¿Qué sucederá? ¿Cómo obtendrá el Estudiante el amor? ¿Triunfará el bien o el mal? ¡Siempre el Diablo!, la culpa de todas nuestras desdichas la tiene el pobre Diablo, de poco sirve nuestra voluntad, otra vez el Diablo… El telón queda abierto, el final es maravilloso.
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