«Vivió una infancia prisionera y creyó en la libertad como si fuera religión. Por ello dedicó a Napoléón su tercera sinfonía y después borró la dedicatoria. Inventó música sin miedo al que dirán. Se burló de los príncipes. Fue solo y fue pobre y tuvo que mudarse de casa más de sesenta veces. Odió la censura. La censura cambió el nombre de la «Oda a la Libertad» de Von Schiller, que pasó a ser la «Oda de la Alegría» de la Novena Sinfonía. En el estreno de ésta, en Viena. dirigió la orquesta de manera desenfrenada y él pudo ver la ovación que no podía escuchar». Lo escribió sobre Beethoven el escritor Eduardo Galeano en su gran libro «Espejos».