Ninguna estudió para dedicarse a la función pública. Ninguna militó jamás en el PRI. Ellas pertenecen 100% a la clase política de la democracia. Ambas tuvieron experiencias frustrantes en contiendas políticas anteriores. Ambas son diferentes a los políticos tradicionales, cuya ambición de poder suele colonizar todo el horizonte de vida. No se ajustan  a lo que antes se esperaba de lo femenino, pero tampoco al molde habitual de las heroínas femeninas ni sus estereotipos. Es parte de lo que escribe Carlos Bravo Regidor en «Expansión Política». Foto de «Cuartoscuro» en este medio.