La competencia política ha llevado al país a la confrontación y el encono, pero en momentos difíciles la vía electoral y el compromiso de todos con la normalidad democrática, serán siempre la fórmula más civilizada y confiable para determinar el rumbo de México. Tarea de todos es velar porque así suceda, muy especialmente, de los gobernantes. Lo escribe Liébano Sáenz en «Milenio».