Si López Obrador cede y queda García Harfuch, tendrá un buen candidato a la Jefatura de gobierno y habrá fortalecido a su candidata a la Presidencia, pero corre el riesgo de una actitud de brazos caídos de la mayor parte de la izquierda de Morena en la capital, empezando por el granero de votos que es Iztapalapa (y Gustavo A. Madero). Al contrario, si permite que Brugada, la alcaldesa de Iztapalapa, conquiste la candidatura, debilita a su delfina y corre el riesgo de no recuperar a las clases medias. El dilema tiene alguna solución, pero ninguna es buena. Eso escribe Jorge Castañeda en «El Universal». Fotos de SSC en Milenio y de Político MX.