«Lucas, el Evangelista, al anunciar el nacimiento de Jesús, aprecia que su reinado no tendrá fin, y que éste no debe agotarse en nuestra felicidad, la poca o mucha felicidad que vayamos consiguiendo que nos tiene que animar y fortalecer para compartir la misma esperanza, especialmente con quienes más sufren. Más aún, según Lucas, el reinado del recién nacido no tiene fin porque va más allá del tiempo presente y del propio grupo, es decir, debemos compartir la esperanza con todos, con quienes no creen, piensan o son como nosotros, considerando que debemos heredar esta misma esperanza y este mismo compromiso a las generaciones futuras». Es parte de lo que escribe el Padre Juan Beristain de los Santos, de Comunicación Social.