La violencia inundó gradualmente diversas regiones de nuestro país, sin embargo, el dividirnos nos hacen vulnerables, por lo que es tiempo de unir esfuerzos bajo una misma bandera: la de México.
En estos últimos dos años se ha trazado un plan estratégico basado en la inteligencia, la alianza y la cooperación institucional para combatir a la delincuencia organizada y proteger los derechos humanos. Todos coincidimos que en nuestro país no hay más espacio para la violencia y mucho menos para la impunidad.
Requerimos “el camino de la paz”, ese mismo del que habla el poeta Javier Sicilia, por eso no podemos permitir más casos como los de Tlataya en el Estado de México y el de Ayotzinapa en Guerrero.
El gobierno federal ha actuado. Los culpables de tales atrocidades están siendo capturados y serán procesados y condenados, las investigaciones revelarán la verdad, por cruda que sea.
En el caso Tlataya se ha dictado auto de formal prisión a 7 militares implicados a los que se les procesa por delitos como homicidio calificado, abuso de autoridad y encubrimiento, entre otros. En el caso Ayotzinapa se detuvo, entre otros, al ex presidente municipal de Iguala y a su esposa como responsables directos y se continúa averiguando para hacer todas las detenciones sin importar de quién se trate.
El presidente Enrique Peña Nieto ha expresado y hecho suya la indignación que permea en el país, comparte y comprende el dolor de las atrocidades cometidas en Ayotzinapa, por eso ha ordenado la mayor operación de búsqueda con 10 mil elementos de diversas corporaciones para localizar a los normalistas desaparecidos, apoyándose incluso en la cooperación internacional.
Es innegable que por la inercia y coyuntura del país, como sociedad debemos participar en los cambios profundos que requerimos para de manera definitiva evitar se repitan casos como los abordados.
No podemos omitir las recomendaciones de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos y pronunciamientos de la comunidad internacional; pero lo que sí podemos y estamos decididos hacer es cerrarle la puerta definitivamente a cualquier tipo de violencia y enterrar definitivamente el halo de corrupción e injusticias.