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La Silla Rota

Las inmobiliarias Irongate y PB Impulsores, junto con el empresario Donald Trump, defraudaron a 69 compradores por 32 millones de dólares en el Trump Ocean Resort Baja, que estaría en Playas de Rosarito, Baja California.
El candidato a la presidencia de Estados Unidos, entre 2008 y 2009, realizó una estrategia inmobiliaria en esa área del estado del norte mexicano, sin embargo nunca inició un trámite para construir el conjunto departamental frente al mar.
Con datos recientes se comprueba que Trump e Irongate ni siquiera llenaron el formulario inicial para solicitar la edificación de tres torres con servicios de lujo. Jaime Martínez Veloz integra el expediente para interponer una denuncia por violación a normas y leyes de desarrollo urbano.
Desde 2009 los inversionistas que dieron un depósito de 20 millones de dólares en conjunto a los impulsores del proyecto presentaron una demanda en contra de Donald Trump y la constructora, según dio a conocer el portal San Diego Red.
Luego se les dijo a los compradores que ya no existía el dinero para devolverles lo de sus depósitos, y en la caja del proyecto sólo quedaban 556 mil dólares, luego que recolectaron más de 32 millones de dólares.
Al respecto Donald Trump sostuvo que él solamente dio autorización para que PB Impulsores, empresa fantasma de Irongate Capital Partners, LLC, constructora de Los Ángeles, utilizara su nombre.
El edificio se comercializó en México y Estados Unidos como parte de una asociación entre Trump e Irongate. Ambos ya habían construido otro resort del magnate en Hawái.
Junto a la carretera panorámica Tijuana-Rosarito se podía ver hace 7 años un espectacular con la cara de Trump y el anuncio de la construcción de 17 hectáreas con vista al mar en el área de Punta Bandera.
San Diego Red asegura además que en los folletos de ventas y propaganda se sostenía que Trump estaba involucrado en todo lo que contenía su nombre. En eso se basaron los compradores para confiar a la hora de invertir.
Incluso dos años después, en un artículo publicado en The New York Times, se dio a conocer que el empresario comercializó otros edificios de lujo bajo el nombre de Trump Propierties llevando consigo la “firma Trump” y que incluso había hecho una aparición pública para impresionar a los compradores.
Los defraudados perdieron millones de dólares, ya que no existía ninguna cláusula que advirtiera que Donald Trump no era parte del desarrollo y “en lo que se refiere a los depósitos, perniciosamente se basaron en malas interpretaciones que aseguraban que Trump estaba detrás del proyecto. Sólo cuando los proyectos cayeron en problemas financieros fue que se hizo evidente que Trump sólo había rentado su nombre y se había lavado las manos de toda responsabilidad”.