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EFE

La crisis migratoria no amaina e Italia pidió hoy a sus socios europeos acelerar la reubicación de solicitantes de asilo y elaborar normas para las ONG que salvan vidas en el Mediterráneo, unas propuestas ya secundadas por Alemania y Francia.

El 85 % de los inmigrantes que han desembarcado en este tiempo en Europa lo han hecho a través de Italia.

El escenario en la ruta migratoria del Mediterráneo central no da tregua y en la primera mitad del año desembarcaron en las costas italianas 83 mil 360 inmigrantes, un 18.71 % más que hace un año, cuando fueron 70 mil 222, de acuerdo a las cifras oficiales del Gobierno.

La Organización Internacional para las Migraciones estima que el 85 % de los inmigrantes que han desembarcado en este tiempo en Europa lo han hecho a través de Italia, con números muy superiores a otros puntos tradicionales de llegada como España, Chipre o Grecia.

En este contexto, el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, instó hoy a sus socios comunitarios a arrimar el hombro para controlar este elevado flujo migratorio y «compartir» así su gestión antes de que la situación se torne «insostenible», advirtió.

La petición de Gentiloni se produjo después de que el Ministerio del Interior italiano desvelara los detalles del encuentro que su titular, Marco Minniti, mantuvo en la noche del domingo en París con sus homólogos alemán y francés, Thomas de Maizière y Gérard Collomb, respectivamente.
Esbozan reglamento

En la reunión, en la que también estuvo el comisario europeo para las Migraciones, Dimitris Avramopoulos, se elaboró una serie de seis medidas para frenar este fenómeno y presentar a los socios europeos en la cumbre informal del jueves en Estonia y ante las que Berlín y París han expresado «su compromiso para aumentar su esfuerzo».

En primer lugar Italia reclamará «un código de conducta» para «coordinarse» con las organizaciones humanitarias del Mediterráneo, después de que estas hayan sido acusadas de animar a la inmigración con su presencia e incluso de colaborar con los traficantes.

La Asociación de Organizaciones de Cooperación y Solidaridad Internacional expresó su «fuerte preocupación» por que estas medidas puedan «limitar fuertemente» las labores humanitarias, al establecer controles «incluso en sus fuentes de financiación».

Por otro lado, Italia solicitará que se «cumpla plenamente y se acelere el esquema de reubicación concordado a nivel europeo para reforzar la reubicación de las personas que requieren protección», un reparto que ha acabado lastrado y frenado por los Estados.

También instará a reforzar la estrategia europea sobre las repatriaciones recurriendo a la capacidad de la agencia comunitaria para el control fronterizo Frontex y controlar de modo «concordado» las tasas de readmisión de inmigrantes en sus países de origen.

Especial atención merece para Italia ayudar a controlar la frontera norte y costera de Libia, donde operan las mafias y desde donde zarpa el 97 % de los inmigrantes que llegan al país, debido a la inestabilidad reinante desde la caída de Muamar al Gadafi en 2011.

Las autoridades italianas pedirán más esfuerzos para reforzar la actuación de la Guardia Costera Libia, mediante el aumento de la inversión y el adiestramiento de sus efectivos para que controlen la costa y se frene de alguna manera el elevado tráfico de pateras.

Pero la atención de Roma no solo se centra en el norte de Libia sino que pide también reforzar los controles en su frontera sur, por la que acceden un gran número de los inmigrantes que posteriormente zarpan hacia Europa desde sus costas, en su mayoría nigerianos.

Por último pedirá «un mayor apoyo» que permita a la Organización Internacional para las Migraciones y al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados asegurarse de que los centros para inmigrantes en Libia respetan los Derechos Humanos.
Italia, desbordada

Todo para aliviar el peso que Italia carga prácticamente por sí sola, el de la llegada de miles de personas que huyen de la guerra, la miseria y la inestabilidad en África y Oriente Medio y que han abarrotado por entero su sistema de acogida.

Tal es la situación que Roma ha llegado incluso a barajar la posibilidad de prohibir la llegada a sus puertos de los barcos cargados de inmigrantes rescatados en el mar y por ello, según los medios locales, pretende que desembarquen en otros países ribereños.

La prensa sostiene que en el encuentro de París, Minniti expresó a sus colegas su deseo de que los inmigrantes fueran trasladados a puertos como el de Barcelona, en España, o el de Marsella, en Francia, una idea que al parecer no convenció a sus colegas.