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Europa Press

El hielo marino antártico se convierte, al deshacerse, en una fuente desconocida hasta ahora de nitrógeno atmosférico, un compuesto que favorece la formación de nubes, según un estudio internacional.

El resultado de la campaña antártica PEGASO 2015, liderada por los investigadores del español Consejo Superior de Investigaciones Científica (CSIC) Rafael Simó y Manuel Dall’Osto, ha demostrado que «en la atmósfera de la Antártida hay partículas que provienen de la vida microscópica que habita en el hielo marino y las aguas que le rodean».

El deshielo del Océano Antártico acelerado por el cambio climático puede favorecer la emisión de sustancias formadoras de nubes, un proceso que hasta ahora no se había tenido en cuenta en los estudios del clima polar», asegura el estudio.

Durante un mes y medio del verano austral, un equipo internacional analizó las partículas suspendidas en el aire mientras navegaba por la región de la Península Antártica y el norte del Mar de Weddell, para luego contrastar los datos recogidos con el análisis del agua del océano y del hielo marino.

Es necesaria una mirada global y conjunta sobre las interacciones entre océano, hielo, atmósfera y vida, si queremos entender y ser capaces de predecir la compleja maquinaria del clima, explica Dall’Osto en la investigación.

En la campaña PEGASO 2015 participaron también investigadores de las universidades Nacional de Irlanda, de Birminghan, de Plymouth y de Mainz, el Instituto de Química Analítica Instrumental de Bologna, el Instituto Meteorológico Finlandés y el Instituto de investigación en Biodiversidad y Medio Ambiente de Bariloche (Argentina).