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Excélsior

No deberíamos sentir asco por esta noticia, de todas maneras la pipí y popó son deshechos de la comida que ingeriste unas horas antes. Por esta misma razón la NASA está financiando un proyecto en conjunto con la Universidad de Pensilvania. El equipo a cargo de la investigación desarrolló un método que descompone la orina y excremento para poder crear alimentos de consistencia pastosa.

Este proyecto busca encontrar la manera más eficaz para alimentar astronautas en misiones como viajes a Marte –que duran meses y a veces años–. En este tipo de viajes la transportación de alimentos es una complicación ya que su almacenamiento abarca mucho espacio y, en consecuencia, un peso que se traduce en más gasto de combustible.

Con las investigaciones realizadas por la Universidad de Pensilvania se ha desarrollado una alternativa que funciona con rapidez y no abarca tanto espacio. Con esta nueva tecnología se juntan los desechos humanos con unos microorganismos que los descomponen a partir de una digestión anaeróbica similar a la que sucede dentro del cuerpo humano. Con este proceso se tratan los residuos para después reciclarlos con la debida extracción de nutrientes. El procedimiento para recomponer estos deshechos tiene una duración de trece horas, lo que lo hace aún más eficaz ya que normalmente estos tratamientos pueden llevar días.