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Notimex

El nuevo presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, es considerado un político “resistente” contra los obstáculos, que lo han derribado algunas veces y a los que ha superado en otras, en su veloz carrera por el poder.

Pedro Sánchez, quien nació en Madrid el 29 de febrero de 1972, se convirtió este viernes en el séptimo presidente de España del actual periodo democrático, tras aprobarse en el Congreso de los Diputados una moción de censura que promovió contra Mariano Rajoy.

El actual secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) es visto en su partido como “un veterano joven”, ya que desde la década de 1990 milita en el socialismo, por lo que se afilió en 1993 a la formación del puño y la rosa.

Fue concejal en el Ayuntamiento de Madrid de 2004 a 2009 y diputado de 2009 a 2011, y regresó al Congreso como suplente a partir de 2013.

El gusto por el PSOE le nació a Sánchez por la simpatía de sus padres con el socialismo, el auge de Felipe González en la transición democrática en la década de 1970, y como él ha confesado: por haber escuchado muchos discursos grabados del expresidente chileno Salvador Allende.

El propio Sánchez ha reconocido que su mayor defecto “es ser siempre excesivamente optimista”, que le “juega a veces malas pasadas” en lo personal y en lo profesional.

El nuevo mandatario cuida su imagen personal para lucir juvenil, gusta presumir de su afición al baloncesto y como exjugador del equipo “Estudiantes” hasta los 21 años, así como de ser un hombre de familia.

En algunas de sus intervenciones recuerda su pasado reciente como trabajador autónomo (por honorarios) en tiempos en que no ha estado en política, lo que le permitió ser consultor de empresas internacionales, además de haber laborado para una organización no gubernamental de defensa de los consumidores.

En algunos actos le gusta aparecer con su esposa Begoña Gómez, habla de sus hijas que estudian en una escuela pública, y le gusta reunirse con sus amigos en restaurantes y bares de Madrid en algunos fines de semana.

En julio de 2014, un desconocido Sánchez, se presentó a las elecciones primarias en el PSOE para sustituir a Alfredo Pérez Rubalcaba, y las ganó con un 49 por ciento de los votos en contra de Eduardo Madina, que era percibido como el aspirante del aparato oficial.

Sánchez lideró al PSOE en las elecciones generales de diciembre de 2015, y tras obtener 95 diputados intentó ser investido presidente del gobierno, pero fracasó en un acuerdo con la centroderecha Ciudadanos que rechazó el resto del arco parlamentario.

Tras las elecciones de junio de 2016, en las que obtuvo un peor resultado, el PSOE bajó a los actuales 84 diputados, el partido entró en crisis y se dividió entre los partidarios de Sánchez y los que apoyaban a la presidenta andaluza Susana Díaz, que le pedía dejar la dirigencia.

En octubre de ese año, una convulsa sesión del comité federal acabó con una votación que perdió frente al bloque de Díaz, y una comisión gestora se hizo cargo del PSOE, y Sánchez debió abandonar la dirigencia y luego su acta de diputado.

La razón de todo ello era su oposición a que el PSOE se abstuviera en una votación de investidura a favor de Rajoy, como al final ocurrió, y los siguientes meses los vivió desterrado del partido, considerado víctima del sistema por algunos, y como un perdedor por otros.

En las siguientes primarias de mayo de 2017 volvió como opositor para enfrenar a Díaz, que era apoyada por exdirigentes y el considerado como “establishment” dentro del partido, y volvió a ganar con más del 50 por ciento de los votos.

La moción de censura fue considerada dentro y fuera del PSOE como un movimiento arriesgado, y no pocos pasaron por desapercibida la antipatía que se tienen Rajoy y Sánchez como parte del reto asumido de cara a buscar apoyos parlamentarios para sacarla adelante.

Tras aprobarse el procedimiento y convertirse en nuevo presidente, Sánchez tiene el reto de gobernar con una minoría de 84 diputados, la presión de la izquierda, partidos nacionalistas y separatistas que le votaron, y la dura oposición que se advierte del Partido Popular (PP) de Rajoy.