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Daniella Ovalle - xeu Noticias

La organización Greenpeace reprobó la afectación que venía registrándose en la zona de desove en la Isla Salmedina de Veracruz, pese a que que forma parte del Área Natural Protegida Parque Nacional Sistema Arrecifal.

A través de un comunicado, manifestó que lo anterior, al igual que recientes noticias sobre la muerte de un gran número de ejemplares de distintas especies, en distintos momentos y territorios diversos, por distintas causas, tiene que ser una alerta de que algo está pasando; a continuación el texto íntegro:

“Tortugas, ecocidio y política ambiental”

A lo largo de este sexenio que concluye hemos sido testigos de desoladoras pérdidas y afectaciones a la biodiversidad y el equilibrio ecológico de nuestro territorio.

Las recientes noticias sobre la muerte de un gran número de ejemplares de distintas especies, en distintos momentos, en territorios diversos y por distintas causas tiene que ser una alerta de que algo está pasando.

Solo por mencionar algunas de las más recientes: las 300 tortugas en peligro de extinción atrapadas en una red en costas de Oaxaca (1), la muerte masiva de manatíes en Tabasco (2), la muerte de millones de abejas en territorio nacional (3), la afectación a la zona de desove en la Isla Salmedina, que forma parte del Área Natural Protegida Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano por una fiesta de particulares (4) y hasta la pérdida de ejemplares de la casi extinta Vaquita Marina tienen un común denominador: negligencia, falta de vigilancia o displicencia de las autoridades que no hacen cumplir la legislación ambiental en nuestro país.

Más allá de las causas evidentes de estas muertes: una red de enmalle, una fiesta en la que se pisotean los nidos de tortugas, el uso excesivo de plaguicidas y otras químicos, existen otras causas de fondo. Son la pesca ilegal (que corresponde al 60% de la pesca en México), la contaminación, el uso de sustancias tóxicas, la falta de regulación o nula aplicación de los programas de protección, y la ausencia de políticas y programas que realmente ayuden a combatir el cambio climático –otra de las causas de las alteraciones que están provocando la muerte de especies o la afectación de sus hábitats-, el verdadero origen de estas pérdidas.

Desde Greenpeace vemos esto como el resultado de una política ambiental desdibujada, mercantilizada y omisa en la que el medio ambiente nunca fue prioridad en esta administración y basta ver el tema del presupuesto para constatarlo: la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) sufrió un recorte superior al 50 por ciento entre los años 2015 y 2018, esto la definió como una de las tres dependencias que mayores recortes tuvo durante la administración de Peña Nieto. Solo en el 2017 se recortaron 21 por ciento los recursos destinados a combatir el cambio climático en comparación al año anterior (5).

Cierto, México cuenta con 182 áreas naturales protegidas (ANP) que ponen a México como líder en materia del territorio destinado a la conservación, sin embargo 79 de ellas no tienen un programa de manejo, algunas de ellas nunca lo han tenido y varias no actualizan su programa cada 5 años como lo indica la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA) dejando así un vacío en la conservación.

Estos dos ejemplos: recorte presupuestal y falta de planes de manejo de las ANP y todos casos evidentes de muertes de animales que pudieron haberse evitado, plantea serias dudas sobre si realmente se está resguardando el patrimonio natural de la nación.

Si se quiere evitar más ecocidios es necesario contar con una protección legal efectiva de nuestros recursos naturales y nuestros ecosistemas y darle al medio ambiente la importancia que tiene como fuente de recursos vitales. Conservar la biodiversidad y mantener el equilibrio ecológico en nuestro territorio, uno de los 12 países megadiversos del mundo es fundamental para el desarrollo del país y su gente.