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Bloomberg

La primera ministra británica, Theresa May, dijo este viernes que la Unión Europea debería presentar una alternativa a la propuesta de Londres para implementar el Brexit.

La líder conservadora dijo que lo más conveniente sería que Reino Unido abandone la UE sin un acuerdo, ya que ese escenario es preferible a sellar un «mal acuerdo» del Brexit.

Además, advirtió que jamás aceptaría una división del Reino Unido.

«No revocaré el resultado del referendo ni separaré a mi país», dijo May a los medios en la sede de Gobierno de Downing Street. «Necesitamos un compromiso serio para resolver los dos principales problemas de las negociaciones y estamos listos para ello», declaró.

En otro contexto, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau ha repetido en diversas ocasiones que prefiere no tener un acuerdo en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), integrado por Estados Unidos, Canadá y México, que llegar a un «mal acuerdo». Esto tras las presiones del Gobierno de Donald Trump de firmar un pacto, mientras aún no se resuelven las demandas de Canadá.

En una declaración emitida un día después de que los líderes de la Unión Europea rechazaron aspectos cruciales de su propuesta para el BrexitMay dijo que las conversaciones habían llegado a un impasse.

Una cumbre de dos días en Salzburgo, Austria, terminó sin progresos, y los líderes aumentaron la presión sobre May para que cambie su postura. Dijeron que una cumbre especial en noviembre para firmar el acuerdo de divorcio solo se llevará a cabo si el Reino Unido hace más concesiones el próximo mes.

La libra caía un 0.4 por ciento a mil 3220 en Londres, reduciendo sus avances esta semana a poco más del uno por ciento.

Quedan dos obstáculos clave para un acuerdo: cómo evitar una frontera dura entre el Reino Unido e Irlanda, y cómo debería ser la futura relación comercial entre Gran Bretaña y la UE. «Hay mucho trabajo por hacer», dijo May a los periodistas al final de la cumbre. «Creo que hay voluntad de llegar a un acuerdo, pero que a nadie le quepa duda, nos estamos preparando por si no se logra acuerdo».

El revés en Salzburgo es un golpe para May y, posiblemente, para las posibilidades de conseguir un acuerdo, en un momento crítico para la primera ministra. En 10 días se enfrentará a su inquieto partido conservador en la conferencia anual en Birmingham, en medio de una creciente campaña de sus desilusionados colegas para que abandone sus planes para el Brexit o renuncie.

Los funcionarios británicos esperaban palabras más alentadoras por parte de los líderes europeos en el evento austríaco, que apuntalaran a May mientras se prepara para la conferencia.

Sin embargo, estas esperanzas se vieron frustradas en gran medida por una serie de veredictos negativos sobre la propuesta de May de un área de libre comercio con la Unión Europea, que formuló con sus ministros en su residencia de Chequers en julio. Quedando solo seis meses para que el Reino Unido abandone el bloque, el tiempo para encontrar una solución se está agotando.

«Todos compartimos la opinión de que si bien hay elementos positivos en la propuesta de Chequers, el marco sugerido para la cooperación económica no funcionará», dijo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. «Entre otras razones porque puede socavar el mercado único».

Tusk advirtió que «el momento de la verdad» para el Brexit será la cumbre de los líderes en octubre, ya que para ese momento debe haber un «progreso máximo». Solo entonces la UE decidirá si vale la pena convocar a «una cumbre extraordinaria en noviembre para finalizar y formalizar el acuerdo», dijo.

Según una persona familiarizada con el tema, la cumbre especial se convocará para el 17 y 18 de noviembre, un fin de semana, pero los líderes decidieron mantenerla condicionada a un mayor progreso en un esfuerzo por aumentar la presión para que May ceda un poco más de terreno.

May señaló a los periodistas que había tenido una conversación «franca» y en privado con Tusk. Ella insistió en que siempre supo que negociar el Brexit sería «difícil» y que implicaría que la otra parte usara tácticas duras.

La mandataria dijo que estaba de acuerdo con la UE en que el acuerdo final debe incluir una garantía legal obligatoria «backstop” para evitar los controles policiales y aduaneros en la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. Pero la propuesta de la UE, que efectivamente mantiene a la provincia británica en el territorio aduanero del bloque y separado del resto del Reino Unido, nunca será aceptable, dijo.

«Ese ‘backstop’ no puede dividir al Reino Unido en dos territorios aduaneros», dijo May. «Próximamente presentaremos nuestras propias propuestas».

May no entró en detalles, pero los funcionarios británicos están sopesando si permitir o no que Irlanda del Norte permanezca sujeta a las regulaciones del mercado único de la UE en áreas como los estándares de alimentos, mientras que el resto del Reino Unido adopta sus propias reglas.

Esta opción sería potencialmente peligrosa para May. Su gobierno minoritario es apuntalado por el Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte, que se opone a cualquier nueva división en el estatus legal entre la provincia y el territorio continental británico.