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Crónica del Poder

Ser incluyentes. En este día, 30 de septiembre de 2018, celebramos el Domingo 26 del Tiempo Ordinario, Ciclo B, en la liturgia de la Iglesia Católica. También recordamos la fiesta de San Jerónimo, Doctor de la Iglesia y Patrono de la parroquia principal de Coatepec. El pasaje evangélico de hoy es de San Marcos (9, 38-48), el cual empieza así: “Juan le dijo a Jesús: ‘Hemos visto a uno que expulsaba a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos’. Pero Jesús le respondió: ‘No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí. Todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor’. En esta parte del camino de Jesús hacia Jerusalén, marcado por los tres anuncios de la Pasión, Marcos señala algunas enseñanzas importantes. La primera, presenta la actitud que se ha de asumir frente a los que no pertenecen a la comunidad y comienza con la intervención de Juan, conocido como intransigente en otros textos evangélicos. Los discípulos han tratado de impedir a un exorcista judío que librase a un endemoniado, porque no pertenecía al grupo de los seguidores de Jesús. Entre los judíos era habitual practicar exorcismos usando nombres de exorcistas famosos y, por eso, llegaron a utilizar el nombre de Jesús. En la Iglesia primitiva, era costumbre realizar curaciones y exorcismos en nombre del Jesús, ya que ese nombre estaba lleno del poder divino por ser el “Nombre que está sobre todo nombre” (Flp 2, 9). Jesús se opone a la actitud intolerante de Juan y sus compañeros. Su reacción recuerda el rechazo de los que trataban de impedir que los niños se acercaran a él (Mc 10, 14). Jesús fundamenta su actitud abierta y comprensiva: si estos exorcistas usan su nombre para hacer el bien, no se atreverán a hablar mal de él. La segunda afirmación: “El que no está contra nosotros está con nosotros”, manifiesta una preocupación más universal sobre la actitud de los cristianos en sus relaciones con otras religiones y con el ambiente mundano. Jesús rechaza la postura sectaria y excluyente de sus discípulos, que sólo piensan en su prestigio y crecimiento, y adopta una actitud abierta e inclusiva donde lo primero es liberar al ser humano de aquello que lo esclaviza y destruye. Este es el Espíritu que ha de animar siempre a sus verdaderos seguidores.

Evitar el escándalo. La segunda parte del texto evangélico, habla sobre la recompensa prometida a los que traten bien a los discípulos de Cristo y, sobre todo, acerca del escándalo que deben evitar sus seguidores: “Todo aquel que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de ser de Cristo, les aseguro que no se quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para esta gente sencilla que cree en mí, más le valdría que le pusieran al cuello una de esas enormes piedras de molino y lo arrojaran al mar». Esta última afirmación, trata del escándalo que significa poner tropiezos en el camino de alguien, tanto en sentido literal como figurado, y se refiere al escándalo de los pequeños que no son solamente los niños, sino los sencillos, los débiles en formación y cultura, los miembros humildes de la comunidad.

El escándalo propio. Las siguientes expresiones forman una unidad, donde el escándalo es la piedra de tropiezo que uno puede ser para sí mismo: » Si tu mano o tu pie te son ocasión de pecado, córtatelos; pues más te vale entrar manco o cojo en la vida eterna, que ir con tus dos manos o tus dos pies al lugar de castigo, al fuego que no se apaga. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo; pues más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al lugar de castigo, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga”. Todas estas enseñanzas están unidas por la expresión “más te vale” y nos invitan a apartarnos del pecado y de la tentación. La mano, el pie y el ojo son algunos de los órganos donde puede ejercitarse el impulso pecaminoso que surge del corazón. Con estas expresiones hiperbólicas, Jesús enseña que antes que perder la fe, hay que soportar cualquier sacrificio y aceptar toda renuncia que implique tanto a personas, como cargos o bienes materiales.

+Hipólito Reyes Larios
Arzobispo de Xalapa

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