Lugar:
Fuente:
Notimex

Miles de personas marcharon hoy aquí para repudiar la Cumbre del G20 en una movilización en la que fueron quemadas figuras de Donald Trump, pero que concluyó de manera pacífica y en medio de un fuerte operativo de seguridad.

A diferencia de la represión policial que se vivió el año pasado en la Cumbre del G20 en Hamburgo, en Buenos Aires fueron efectivas las negociaciones que llevaron a cabo las autoridades y las organizaciones para evitar episodios de violencia.

Antes de que iniciara la marcha, las fuerzas de seguridad detuvieron a siete activistas y reforzaron los operativos en los alrededores del Congreso, en donde organismos de derechos humanos, estudiantiles, sindicales y partidos de izquierda convocaron a manifestarse.

Lo que más se temía, sin embargo, era que se filtraran provocadores o que, como ha ocurrido en protestas recientes, grupos radicalizados apedrearan a los policías y que estos comenzaran a reprimir de manera indiscriminada con balas de goma o gases lacrimógenos.

Nada de ello ocurrió pese a la masividad de una protesta en la que un grupo de manifesantes quemó una piñata de Trump, mientras otros portaban mantas y carteles con consignas contra los líderes que se dieron cita aquí para participar en la cumbre.

Al llegar frente al Congreso, Nora Cortiñas, una emblemática Madre de Plaza de Mayo, leyó el documento que fue firmado por cientos de organizaciones de todo el país.

Mientras las y los jefes de Estado y de gobierno concluían la primera jornada del cónclave, Cortiñas explicó que este encuentro es en realidad “el club privado de las potencias imperialistas, que mantienen a los organismos multilaterales de crédito y de comercio como socios e invitan a los llamados países emergentes a poner la mesa”.

Los poderes hegemónicos mundiales, agregó, “disputan por las materias primas y los mercados descargando planes de superexplotación sobre los trabajadores, las trabajadoras y los pueblos, guerras, hambrunas, miseria estructural, depredación de recursos naturales y del medio ambiente”.

Cortiñas denunció “la sumisión” del gobierno del presidente de Argentina, Mauricio Macri, a las políticas que impulsa el G20, como el acuerdo de un préstamo de 57 mil millones de dólares con el FMI “que nos condena a una deuda ilegítima e impagable y al ajuste eterno”.

Esta deuda, añadió, “implica salarios y jubilaciones a la baja. Flexibilidad laboral y liquidación del sistema previsional. Mayor desocupación, la falta de paritarias y persecución gremial. Y la profundización de la entrega de nuestro territorio, recursos y bienes comunes”.

Además, advirtió, la cumbre “reúne a grandes responsables de las estrategias de dominación de los pueblos y la naturaleza que tan nefastos efectos descargan sobre la política y economía argentina y del mundo entero”.

Por eso, dijo, “repudiamos la presencia en nuestro país de (el presidente estadunidense Donald) Trump y demás líderes imperialistas, de los representantes de la banca internacional y las grandes transnacionales, el FMI, el Banco Mundial, la OCDE. Connotados enemigos de la Humanidad”.