«El momento actual ofrece- y exige- una gran oportunidad para que un gran liderazgo transforme al país. Este liderazgo podrá venir del propio gobierno o de alguno de los actores que mostraron dotes y capacidad excepcional de acción y recuperación en la reciente elección. Quien lo encabece decidirá el futuro». Lo comenta Luis Rubio en «Reforma». Agrega que «la labor del gobierno tiene que aterrrizar en mejoras sustantivas y sistemáticas, en terrenos transformadores como productividad, legalidad, educación y corrupción. El riesgo de no hacer nada es que el sistema acabe colapsado. La clase política debe reconocer la urgencia de cambiar y reformar el poder. Hay que poner en la mesa tanto la función de poder como su distribución, incluso afectando a los cercanos al poder. Hay disfuncionalidad del sistema en su conjunto y falta de representatividad. Este es el asunto medular».