El político que ha tenido los reflectores encima en las ultimas tres semanas ha sido el nuevo dirigente del PAN, Ricardo Anaya. De un plumazo le quitó las posibilidades al anterior presidente Gustavo Madero de competir para el 2018, le quitó la mayor de los consejeros del partido y no le dio la coordinación parlamentaria. Es decir, de un hombre políticamente fuerte, el que mandaba en el PAN y controlaba sus estructuras, a Madero lo convirtió en un diputado federal sin tanta fuerza política. Ayer, Anaya se volvió a hacer notar ya que ni él ni ningún legislador panista acudieron al evento del mensaje por el tercer Informe del presidente Peña, y sí en cambio hizo declaraciones críticas sobre los casi 3 años de gestión.