La mayoría de los episodios que narra el Antiguo Testamento son ficción creada para dotar de un pasado glorioso a un pueblo, Israel, y justificar sus pretensiones sobre los territorios que ocupa. No es algo que no hagan otros nacionalismos, pero este caso es especial, porque la historia de los judíos forma parte de nuestra cultura a través de las enseñanzas de la Iglesia católica. El Éxodo, la huida de los israelitas de Egipto, es uno de los episodios más importantes de esa historia inventada. Se dedican a él cuatro de los cinco libros bíblicos básicos para Israel: el Éxodo, el Levítico, los Números y el Deuteronomio. Pero ¿ocurrió algo parecido hace 3.300 años?
Analizar históricamente la veracidad del Éxodo exige centrarse en las pruebas: los documentos y los restos materiales. Respecto a los primeros, cabría suponer que en Egipto quedara algún texto en pergamino o sobre piedra que confirmara la presencia en el país de un gran número de esclavos israelitas –en la Biblia se habla de hasta 600.000– durante 400 años. No es así. Además, el origen de Moisés –rescatado de niño de las aguas del Nilo por una hija del faraón y criado en la corte– es una copia del de Sargón de Akad (3000 a.C.).
A la ausencia de documentos y el origen mitificado de Moisés, hay que sumar la lógica. Imagínense a una multitud de desheredados y hambrientos huyendo por el desierto del poderoso ejército egipcio, esquivando a las guarniciones del Sinaí y de Canaán y sobreviviendo décadas en un entorno hostil. No parece posible. Aun cuando admitiéramos que un grupo importante de israelitas huyera de Egipto en unas condiciones parecidas, ¿dónde están los restos dejados por esa masa en su huida? Los arqueólogos no han encontrado vestigios.
¿Realidad o ficción?
No sólo es que no existe prueba alguna de la realidad histórica del Éxodo, es que no la hay del propio Moisés, ni de Abraham, Isaac, Jacob, Noé, Job… Como explican los arqueólogos Israel Finkelstein y Neil Silberman en su libro La Biblia desenterrada (2001), la historia de la huida de los israelitas de Egipto es una narración mítica equiparable a la del Diluvio Universal y la del reino unificado de Israel bajo Salomón y David, quienes, si existieron, fueron como mucho unos caudillos tribales. Y las plagas de Egipto, la apertura del mar Rojo, los encuentros de Moisés con Yahvé…, todo forma parte de esa historia de los orígenes inventada a mayor gloria del llamado Pueblo Elegido.