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SinEmbargo/ElDiario.es

Las redes sociales han puesto en marcha el cronómetro para abordar la representación LGBTI en las películas de Disney. Hace unos días contábamos que un colectivo ultracatólico declaró la guerra contra un “Disney de gays y lesbianas”. HazteOír.org lanzó una campaña para evitar que Elsa, princesa de Frozen y adalid de la nueva era animada, tenga una novia en su secuela. “No podemos dejar que el lobby de la ideología de género destruya la gran fábrica de sueños infantiles”, afirmaban los impulsores a pesar de que Disney no se ha pronunciado al respecto.

Pixar tampoco ha emitido ninguna declaración sobre si “Buscando a Dory” incluirá los primeros personajes homosexuales de la historia de la factoría. El tráiler de la segunda parte de “Buscando a Nemo” ha hecho saltar la liebre con dos mujeres que parecen cuidar de una niña en común. Podrían ser hermanas, amigas o vecinas, pero Internet se ha dejado llevar por un guiño a la visibilización del colectivo lésbico.

Los internautas también se han agarrado al doblaje original de la cinta, donde Ellen Degeneres pone voz a la simpática pececilla. Casualidad o no, la presentadora es una de las personalidades con más peso en Estados Unidos a favor de los derechos homosexuales. “Quizá el público se ha precipitado en sus previsiones de que esto sea un posible hito, pero se debería a que los colectivos queer están desesperados y hambrientos por un mejor trato del que les han dado en el pasado”, afirmaba Nico Lang, redactor de la revista Salon.

De ser verdad, la filial cinematográfica demostraría que está socialmente más comprometida -e ideológicamente más avanzada- que su empresa matriz. Pixar ha sido el chute de modernidad que necesitaba un dinosaurio algo oxidado como Disney, lo que se ha reflejado en la aceptación del público y la recompensa en taquilla. Desde Disney Animation se repiten las proclamas de “renovación” y “espíritu colectivo” que se muestran en sus últimas películas. “La princesa y el sapo” partía la baraja con una princesa negra que llegó mejor tarde que nunca. Mientras que Pixar entraba en el feudo de Disney con “Valiente”, la noble escocesa de personalidad indomable, y conciliaba ambos perfiles.

Sin embargo, “Frozen” fue el único emblema que Disney vendió como feminista y con el que prendió la mecha entre los más conservadores. Además de la mencionada polémica, esta animación nórdica puso la primera piedra sobre la representación homosexual y explícita. No nos referimos a Elsa, sino al personaje secundario que regenta una tienda perdida en la montaña. Gracias a un breve fotograma, Oaken fue reconocido como el primer padre gay de Disney que forma una familia junto a otro hombre.

Para aquellos que se perdieron entre toda esta fantasía de igualdad y tolerancia, Disney’s Hollywood Studios pronto reculó diciendo que la familia se trataba en realidad de “Oaken y sus primos”. Algo que nunca confirmó el equipo de la cinta, pero que recuerda los valores desfasados del gigante cinematográfico. En el caso de “Buscando a Dory”, su silencio no concede ni desmiente, pero al menos deja al público soñar tranquilo.