El ingeniero y biofísico Hugh Herr obtuvo hoy el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica por su contribución a la mejora de la calidad de vida de millones de personas con el desarrollo de extremidades biónicas y prótesis robóticas.
De hecho, nada más hacerse público en Oviedo el fallo del jurado, este investigador estadunidense mostró su confianza en que este galardón contribuya al objetivo de poner fin a la discapacidad gracias a los continuos avances tecnológicos.
En unas declaraciones difundidas por la Fundación Princesa de Asturias, Herr recordó que desde que le fueron amputadas las piernas en 1982 ha dedicado su vida “al progreso de la ciencia y la tecnología básica para permitir la reparación biónica de los seres humanos”.
“Ojalá este reconocimiento arrojase luz sobre la misión global para acabar con la discapacidad humana en el siglo veintiuno a través de los continuos avances en la biónica”, deseó el galardonado.
Este experto escalador perdió sus piernas a los 17 años en un accidente de montaña y desde entonces ha centrado su vida en el desarrollo de prótesis controladas por microprocesadores que emulan la funcionalidad de rodillas, tobillos o pies, con las que ha podido volver a practicar su deporte favorito, correr o conducir coches sin adaptar.
El investigador Robert Langer, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2008, fue quien presentó en esta ocasión la candidatura de Herr, cuyo nombre ya había sonado como finalista en pasadas ediciones.
Para el jurado de esta edición, su candidatura ha sido merecedora del galardón por liderar a nivel mundial el campo de la biónica y haber desarrollado “las primeras prótesis que logran emular la locomoción humana, permitiendo superar discapacidades como la que él mismo tiene”, lo que además ha contribuido a la integración de hombre-máquina.
Licenciado en Física en 1990 por la Universidad de Millersville (Pensilvania, EU), en Ingeniería Mecánica por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y doctorado en Biofísica en la Universidad de Harvard, Herr dirige actualmente el Biomechatronic Group en el Media Lab del MIT, donde ha desarrollado las que han sido calificadas como “las prótesis más sofisticadas del mundo”.
En el MIT conoció a su amigo Amador Menéndez, científico español que ha formado parte del jurado que hoy falló este premio y que ha incidido en que con él no sólo se reconocen los avances en este nuevo campo de la ciencia como es la biónica, sino todo un ejemplo de superación personal.
“Es una persona excelente, entusiasta y superpositiva, a quien le gusta decir que no hay discapacitados, sino tecnología discapacitada”, señaló el divulgador científico, que considera que cada vez serán más accesibles este tipo de prótesis biónicas, cuyo coste actual ronda los 30.000 euros (unos 33.400 dólares).
Este galardón, que el año pasado recayó en las bioquímicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna por sus trabajos en la edición del genoma y al que este año optaban 34 candidaturas, está dotado con 50.000 euros (55.000 dólares), un diploma, una insignia y una reproducción de una escultura de Joan Miró, que tradicionalmente entrega el rey Felipe en octubre en el Teatro Campoamor de Oviedo.
También están en posesión de él los químicos Avelino Corma, Mark E. Davis y Galen D. Stucky, los neurólogos Joseph Altman, Arturo Álvarez-Buylla y Giacomo Rizzolatti; los neurobiólogos David Julius, Linda Watkins y Baruch Minke y los pioneros de internet Lawrence Roberts, Robert Kahn, Vinton Cerf y Tim Berners-Lee, entre otros.
Éste ha sido el cuarto premio en fallarse de los ocho galardones internacionales que convoca anualmente la Fundación Princesa de Asturias, que este año alcanzan su XXXVI edición.
En la presente edición, ha sido distinguidos ya la actriz, directora y escenógrafa Núria Espert, con el de las Artes; el fotoperiodista estadunidense James Nachtwey, con el de Comunicación y Humanidades; y la historiadora británica Mary Beard, con el de Ciencias Sociales.