La subasta en Alemania de objetos personales del dictador nazi Adolf Hitler y su lugarteniente Hermann Göring se saldó con una recaudación de alrededor de 1.01 millones de dólares, con la última chaqueta militar del “führer”, pieza estrella, vendida por 309 y 980 dólares.
Estas son las cifras que ha hecho públicas hoy el popular diario Bild, ya que la casa de subastas Hermann Historica, ubicada en Múnich (sur), rechazó facilitar el acceso a la prensa a la puja o la información posterior tras la venta, celebrada este fin de semana.
Según el rotativo, un solo hombre, que se identificó como argentino ante el diario y dijo que reunía las piezas para un museo, se llevó gran parte de los objetos en liza gastando más de 676 mil dólares.
Logró, por ejemplo, la citada chaqueta militar de Hitler, unos pantalones del dictador que le costaron 69 mil dólares y una radiografía de su cabeza, que consiguió por 23 mil dólares.
Se hizo también con un gorro de piel (3 mil 800 dólares) y con un valioso reloj (47 mil 300) que pertenecieron a Göring y con el recipiente de bronce que contenía el vial de cianuro con el que el lugarteniente de Hitler se suicidó horas antes de su ejecución prevista en Núremberg el 15 de octubre de 1945.
Todos estos objetos formaban parte de la colección del médico estadounidense John K. Lattimer.
Fallecido en 2007, fue médico militar en las tropas estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial y se ocupó de atender a los acusados nazis durante los juicios de Núremberg, celebrados al finalizar la contienda, época de la que proviene la mayor parte de su colección.
Los calcetines se Hitler se los llevó una persona que pujó por teléfono por 20 mil 200 dólares y el conjunto de camisa para dormir y calzoncillos de Göring, con un precio inicial de 563 dólares, se vendieron finalmente por 3 mil 380.
Herman Historica presentó su subasta como una oportunidad para museos y coleccionistas de conseguir piezas de piezas de gran interés para documentar la historia del nacionalsocialismo y la Segunda Guerra Mundial, aunque el Consejo Central de los Judíos en Alemania tachó de “repugnante” su iniciativa.