Un bote repleto de pastillas azules, unas gafas de sol rayadas o unos guantes desvencijados son algunos de los objetos cotidianos de Frida Kahlo retratados por la fotógrafa Miyako Ishiuchi, que expone desde hoy en Tokio su serie fotográfica “Frida is” sobre las pertenencias de la pintora mexicana.
“La fama mundial de Frida Kahlo es enorme, pero tras ella había una mujer normal, como la mayoría de nosotras, que leía libros o tomaba pastillas”, explicó a Efe la artista nipona, de 69 años, en la inauguración de su muestra sobre la artista en la capital nipona.
Se trata de la primera vez que estas 31 fotografías de la vida más intima de Kahlo (1907-1954), capturadas por Ishiuchi en el año 2012, recalan en Tokio tras pasar por otras capitales como Londres o París.
En su exhibición Ishiuchi retrata distintos aspectos de la intensa vida privada de la mexicana como el dolor continuo que padecía -a través de fotos de sus píldoras, ampollas o termómetro-, su coquetería -pintauñas, trajes coloridos, piezas de bisutería- o sus graves problemas físicos -corsés, escayolas y zapatos ortopédicos-.
En su opinión “el aroma y el aura” de Kahlo aún impregna estos objetos personales, que fotografió durante tres semanas en las que se trasladó hasta La Casa Azul (México), el lugar en el que la pintora nació y vivió y hoy convertido en un museo en el que reposan sus cenizas.
Estas pertenencias de la célebre artista de Coyoacán fotografiadas por Ishiuchi fueron descubiertas en el año 2004 en un baño de su casa, donde estuvieron ocultas tras su muerte alrededor de medio siglo por orden de su marido, el reconocido muralista mexicano Diego Rivera.
En algunas de ellas pueden apreciarse los signos del paso de los años, como en sus llamativos trajes inspirados en el atuendo tradicional de las mujeres de Oaxaca que aparecen descoloridos y roídos; sus piezas de cerámica, descascarilladas; o su esmalte de uñas, completamente seco.
La pieza más conmovedora de entre el centenar de objetos que retrató es, a su juicio, un par de zapatos ortopédicos de la artista en los que aún se observa la anatomía de sus pies: “Eran una manera de remediar su tara física, de ajustar su cuerpo y de buscar la alegría de vivir”, reflexionó la fotógrafa japonesa.
Kahlo padeció durante su vida los estragos que dejó en su cuerpo la enfermedad de la polio que tuvo de niña y el gravísimo accidente de tráfico que sufrió a los 18 años y que, finalmente, provocaron la amputación de su pierna derecha un año antes de morir.
“No conocía demasiado su obra antes de viajar a México. Sin embargo, ahora me siento muy íntimamente ligada a su figura”, contó Ishiuchi en la Shiseido Gallery de Tokio, donde permanecerá su exposición hasta el próximo 21 de agosto.
La artista japonesa, galardonada con el premio internacional de fotografía de Hasselblad Foundation en 2014, también ha realizado durante su carrera otras series fotográficas a través de objetos cotidianos de víctimas de la bomba atómica de Hiroshima e incluso de su propia madre.