Carlos Fuentes, fallecido en 2012, era un hombre “de pensamiento liberal y de justicia”, rasgos que, según su viuda, Silvia Lemus, compartía con el guerrillero y político colombiano Carlos Pizarro, a quien el escritor dedicó Aquiles o El guerrillero y el asesino, publicada póstumamente.
“Ambos eran personas de familias burguesas que creían que la izquierda debe tratar de resolver los problemas de todas las civilizaciones apoyando al débil”, aseguró Lemus en entrevista para presentar este libro al que Fuentes dedicó dos décadas.
El autor, “mexicano desde que nació” pese a haber llegado al mundo en 1928 en Panamá —destino diplomático de su padre—, noveló “basándose en la realidad, pero sin dejar de lado la imaginación”, la vida de Pizarro, a quien no conoció y sobre el que se documentó a través de “sus amigos colombianos”.
Pizarro, cuenta Lemus, fue uno de los jefes del grupo guerrillero Movimiento 19 de abril (M-19), que se dio cuenta de que era “mejor” buscar la paz “con acuerdos que con tiros”. Por eso, este Aquiles contemporáneo (Cartagena de Indias, 1951-Bogotá, 1990) cambió las armas por la política y se presentó como candidato a la presidencia de su país, condición que tenía cuando fue asesinado en un avión durante la campaña electoral.
Con ese episodio comienza la novela, que alterna la primera y la tercera persona para convertir la vida del guerrillero, desde la niñez hasta su muerte, en una crónica de la historia contemporánea de Colombia en particular y de América Latina en general.
Como periodista, Lemus entrevistó recién a una de las hijas de Pizarro, a quien le preguntó si “veía” a su padre en la novela de Fuentes: “Hallé la cuna de mi padre a través de vivencias muy personales, cercanas, de anécdotas que había escuchado y me suscitaron ternura”, respondió ella.