William Shakespeare duerme en el corazón de la televisión de nuestro tiempo. Particularmente en series televisivas como Game of Thrones, House of Cards, Breaking Bad, Mad Men, The Sopranos y The Good Wife, asegura el ensayista y académico español Xavier Pérez, quien participará en del seminario Shakespeare y Cervantes. Constantes de la condición humana, que se realizará del 26 al 29 de septiembre en la Biblioteca de México José Vasconcelos, ubicada en Balderas.
“Un ejemplo explícito de Shakespeare yace en House of Cards, una serie sobre el poder que ha tenido muy en cuenta, tanto en la versión inglesa como en la hecha en Estados Unidos, las dramaturgias del ascenso al poder y de los dramas de la monarquía inglesa, tipo Ricardo III o Macbeth, quienes cuentan con esa ambición desmedida para luchar por el poder, deshaciéndose de todos sus rivales”, comenta a Excélsior.
Otro caso menos explícito es The Good Wife, una serie que explícitamente no invoca a Shakespeare, pero un factor shakespereano, aparece en el tratamiento extremo de la dignidad. “Ésa es una invención del teatro isabelino. Pero en The Good Wife hay algo que me ha fascinado desde el primer momento: el tratamiento de los jueces, esas figuras normalmente secundarias que cuando aparecen en primer plano tienen un carácter y una personalidad propia que podemos reconocer en el relato shakespereano”.
Interesante es el hecho de que los modelos shakespereanos pervivan y sean tan recurrentes en las narrativas nuevas, en particular de las series, explica, donde lo que podemos ver no es una traducción de Shakespeare, sino de rastros.
“De todas formas cuando vemos adaptaciones contemporáneas de Shakespeare, la sensación que tenemos es que se trata de obras originales que podrían no ser inteligibles. Pero lo relevante es no asustarse ante Shakespeare, quien siempre tendrá una característica máxima: habla en el tono del pueblo. Él gustaba al pueblo y utilizaba toda esa violencia, apariciones de fantasmas y bromas obscenas, con la mezcla de géneros, todo muy contemporáneo”.
Aunado a esto aparece el hecho de que los lectores contemporáneos de Shakespeare, no leen al mismo autor. “Es evidente que Shakespeare se ha ido releyendo. Quizá hubo un cierto recelo purista en el neoclasicismo, pero especialmente a partir del romanticismo no se pueden entender el teatro y la poesía sin ese retorno de Shakespeare. Después ha venido el siglo XX con sus catástrofes y es verdad que cuando lo leemos, estamos ante otro Shakespeare”.
En el fondo es muy posible que nuestros ojos hoy estén muy lejos del Shakespeare original, reconoce Xavier Pérez, pero quizá conectamos de una manera más natural con su teatro. Al final él sólo quería contar teatro con esa facilidad de movimiento y pasión de desvergüenza, sin prejuicios para interpolar y mezclar cosas y todo es algo que aún tenemos muy presente”.
El seminario Shakespeare y Cervantes. Constantes de la condición humana se realizará del 26 al 29 de septiembre.