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La Silla Rota

Con el anuncio del nacimiento del primer bebé con la técnica de los tres padres genéticos en México, se abrió una oportunidad para parejas que no consiguen procrear por las vías tradicionales, pero también dejó en evidencia vacíos legales en nuestro país que fueron aprovechados por los autores del experimento.

Así lo denunciaron las revistas Science y Nature, que aseguran que los investigadores responsables de dicho nacimiento evitaron las leyes de Estados Unidos y fueron hacia la frontera sur para aprovechar que las leyes son más laxas. Aunque ellos lo negaron.

Especialistas citados por El País señalan que en México hay un marco normativo que data del sexenio del presidente Miguel de la Madrid (1982-1988), el cual ha tenido intentos de ser reformado, pero con enfoques conservadores.

“El Estado ha hecho la vista gorda por años, ahora este tema le explota en la cara”, dijo Regina Tamés, directora del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE).

Sin una ley específica que regule las técnicas de reproducción asistida, las clínicas que realizan este tipo de tratamientos se guían por la Ley General de Salud y un reglamento o ley secundaria sobre investigación en seres humanos que permite la experimentación en mujeres embarazadas, embriones y fetos si se tiene su consentimiento y si se siguen las pautas éticas establecidas por las autoridades, se detalla en la información de El País.

Por otra parte, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) lleva un control de dichos centros, revisa que cumplan con los estándares de calidad y mantiene en vigilancia los protocolos de investigación y los materiales bioquímicos utilizados.

La legislación del tema presenta dos problemas: está desactualizada y se dispersa en varios textos normativos, dijo a El País la especialista en bioética María de Jesús Medina.

Los autores del experimento de reemplazo mitocondrial o técnica de los tres padres son los integrantes del equipo del New Hope Fertility Center.

El proceso inició el año pasado con el aval del Reino Unido, único país en el que el tratamiento está regulado. El segundo paso fue la aprobación de la técnica por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Sin embargo, todo se atoró cuando el Congreso congeló los fondos de la Agencia Estatal de Medicamentos (FDA), organismo que se encarga de autorizar el uso de estas tecnologías en este tipo de experimentos.

La pareja que protagonizó el experimento no podía utilizar otros métodos porque la mujer padece una extraña enfermedad mitocondrial conocida como el Síndrome de Leigh, por lo que la única opción era la implantación de una mitocondria sana de una tercera persona en uno de sus óvulos, si es que querían tener hijos.

Fue entonces que surgió la opción de México, pues personal de New Hope no pudo probarlo en clínica de Nueva York, pero también tenía oficinas en Guadalajara y la capital.

El médico mexicano Alejandro Chávez Badiola, uno de los involucrados en el proceso, atribuyó que haber realizado el experimento en nuestro país fue por una “cuestión interna” y no por los vacíos en la legislación.

Badiola destacó que los “tratamientos en México sí están regulados, sólo que la legislación es diferente a la de otros países”. Aunque la revista New Scientist publicó que el investigador en jefe John Zhang aseguró que fue a México porque «ahí no hay reglas».